Las carreras ilegales están de actualidad gracias a la existencia de personajes como Matías el humilde, joven mallorquín de posición acomodada que alardea -según sus propias palabras- de comerse Subarus y Evos con deportivos de lujo como un Lamborghini Murciélago o un Dodge Viper SRT10.
La mayoría de los coches elegidos para estas «competiciones» son compactos deportivos de gran potencia como el Renault Megane Sport F1 o el Ford Focus VT. Por si los más 230 caballos de estos coches no fueran suficientes, algunos de los vehículos requisados poseen trucajes con óxido nitroso para incrementar aún más la respuesta del motor.
El Audi RS4 de la fotografía presenta una abolladura lateral consecuencia del impacto contra un coche de policía durante una persecución al más puro estilo americano. La operación de las fuerzas de seguridad, bautizada con el ilustrativo nombre de operación Nitro, ha dado como resultado la detención de varios de los participantes en este tipo de competiciones.
Es un hecho contrastado que este tipo de carreras se suceden casi cada fin de semana en las capitales de nuestro país. Una buena parte de éstas se acuerdan a través de Internet y generan un volumen de apuestas muy elevado- mínimo 6000 euros por competir -. Las fuerzas policiales incrementan la presión en las zonas de riesgo-polígonos industriales, puertos de montaña- para paliar la alarma social que provocan.
Existen posibilidades como la Fórmula CM, carreras de réplicas de coches DTM con motores de moto, para competir con garantías de seguridad a un precio asequible y sin poner en peligro a nadie.
F. J. Antón