El periodismo del Motor exige alternar el uso de vehículos diversos y de sistemas auxiliares a la conducción si se quiere estar al día de cuanto hay de nuevo en el mercado e informar adecuadamente. Cuando cambio de coche, siempre instalo mi cazarradares Only You y lo enchufo en la toma de corriente del mechero para tener la tranquilidad de no pasarme en ningún límite de velocidad. Lo considero superior en fiabilidad a las propias señales de tráfico, a veces deterioradas, ausentes u ocultas por inoportuna vegetación. Otras veces están muy distantes una de otra y la distancia suele provocar el olvido.
El Only You, con sus oportunos bip-bip y consejos de voz, me advierte, sin fallos, de la velocidad correcta, observada mi situación por los satélites y contrastada con las limitaciones puntuales de la vía. Además me avisa de la presencia de radares no incluidos en la memoria del aparato.
Nunca falla en avisarme de la presencia, cierta o posible, de un radar y también si me acerco a puntos negros o semáforos con cámaras fotográficas, ayudándome a mantener una permanente alerta sin caer en la obsesión por vigilar el velocímetro.
Podría perfeccionarse su utilidad, en combinación con la Administración del Estado, si se activara un servicio efectivo de información combinado con los vehículos de auxilio o atestado. Todavía se resuelve el aviso de peligro con gestos de brazos de un heroico Guardia Civil jugándose la vida.
El mundo de la robótica automotriz se perfecciona a diario en los tiempos actuales y algunos avances vienen incorporados de fábrica en muchos modelos de automóvil, capacitados para frenar solos al acercarnos al vehículo precedente, vibrar al desviar unos centímetros la trayectoria sobre las líneas divisorias, regular la dinámica de marcha en las curvas o en las calzadas resbaladizas y ya se está normalizando el aparcamiento totalmente automático.
Si la tecnología permite a los mayores aviones el aterrizaje perfecto sin intervención alguna del piloto, ¿qué no se podrá resolver como ayuda automática a la seguridad en la circulación por carretera?
En estos días atrás, sin embargo, se ha filtrado el confuso pronóstico de una posible prohibición de los detectores de radar para no perjudicar los ingresos por multas. ¿Ha sido un globo sonda de opinión para observar la reacción del pueblo o la advertencia de una decisión? En cualquiera de los dos casos, de confirmarse, nos parecería una falta de respeto al progreso y a quienes confían en él.
Personalmente he disfrutado desde hace muchos años con los imparables avances técnicos de Bosch, o el ingenio de Demac, fabricante del Only You, y he viajado por Tokio en un vehículo Toyota pilotado, en apariencia, por un oso de peluche. Por eso desde nuestra revista, de acuerdo con ASEPA, animamos a todos los inventores a confiarnos sus eurekas del Motor con la mejor intención de apoyarles con nuestros medios de difusión.