Esto se debe a la mayor eficiencia del motor eléctrico, que puede llegar a aprovechar el 80% de la energía arrojada, mientras que un motor de combustión tradicional tiene pérdidas de hasta el 70% de su fuerza. Según el catedrático Larrodé, hemos estado en una época de bonanza donde era habitual ver grandes SUV en las ciudades para desplazamientos cortos y -el problema comienza en épocas de escasez, donde hay que ajustar mejor el rendimiento al consumo-.
También vaticinan que el coche eléctrico tendrá su auge dentro de unos años cuando su diseño se adapte principalmente a desplazamientos urbanos y para el transporte de mercancías de pequeño volumen.
