El coche se convertirá en la cuarta pantalla

SAP ha realizado un curioso informe sobre cómo afectará en a industria del automóvil la "hiperconectividad" de un mundo con más de 200 millones de coches conectados a la red. Y una de las curiosidades más llamativas es que eso no ocurrirá en un futuro lejano: en 2016 se estima que habrá 210 millones de coches conectados.


Para empezar, el coche se convertira, en pocos años, en la cuarta pantalla: tras la tele, el ordenador o el tablet y el móvil, el coche será el 4º dispositivo al que más recurramos en el día a día. Y uno de los primeros efectos es un cambio económico muy importante: estiman que en EE.UU alcanzará un ahorro de 1.300 billones de dólares, lo cual supone un 8% del PIB del país. Menos accidentes gracias a esa interconexión, una mayor productividad al no necesitarse conductores humanos, la reducción de los atascos y el ahorro en combustible, al dejar de «dar vueltas innecesarias» para aparcar o llegar de un sitio a otro lograrán este «milagro económico».
Coche interconectado

El estudio investiga cómo Internet ha cambiado el modo en que compramos coches o lo que esperamos poder hacer con ello. Hay cambios en el proceso de compra; un 37% de los propietarios actuales de coches dicen que comprarán el próximo utilizando únicamente utilizando Internet. Así, en el futuro, los fabricantes acabarán sustituyendo los actuales concesionarios por pocos, grandes y lujosos «Showrooms» en centros urbanos e invertir en el contacto virtual con sus clientes. Este efecto supone también la caída de una importante barrera de entrada para nuevos competidores: al no necesitar una gran red de concesionarios, nuevos fabricantes tienen más fácil llegar a los clientes potenciales.

También cambiarán las prestaciones que buscamos en nuestros vehículos: ya, hoy día, para el 66% de los compradores es más importante la tecnología que trae que las prestaciones en carretera a la hora de decidirse por un modelo u otro. Por ello, los fabricantes tratan de dotar a sus coches con el mismo nivel de conectividad que tiene un smartphone con navegadores GPS modernos y centros de entretenimiento digital. Y cada vez tienen más de estos «juguetes»; según David Bailey, de la Escuela de Negocios Aston de Birmingham, en los coches más caros, el 50% de su valor ya corresponde a sus componentes electrónicos.

Interior de modelo de Infiniti

La forma en que se fabrican los coches también variará. Lógicamente, si una berlina media contiene 30 dispositivos electrónicos que se acaban de ensamblar en el coche en su lineas de montaje, la fabricación se ha complicado. A cambio, la logísitica de los componentes y la gestión de esas lineas se ha mejorado gracias a Internet y es posible conectar la línea de montaje final con las de los proveedores, lo que reduce costes. Y el simple hecho de poder introducir sensores en las cadenas permite avanzar en el concepto de «fabricación inteligente», aunque no es un cambio rápido ni sencillo.

Por último, las plantillas de personal de las marcas se parecen más cada día a las de las empresas puramente tecnológicas. El perfil profesional de estos empleados se ha desplazado, siendo ahora similar al del sector de alta tecnología. Y esto acabará siendo un problema: esta hiperconectividad es una realidad para todos los sectores, por lo que todas requieren ahora personal del mismo perfil. Y no hay tantos.

Automóvil hiperconectado

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