El pasado 28 de octubre, Roberto Amorín, protagonista de esta historia y denuncia, pretendía viajar de Las Palmas de Gran Canaria y a Cádiz con su vehículo 100% eléctrico (un MG4). A tal efecto, compró a la Naviera Armas Trasmediterránea un billete que le costó 615 euros, y condujo hasta el muelle de embarque Nelson Mandela del puerto de Las Palmas.
Allí, las autoridades del barco le denegaron el embarque, aduciendo que, desde aproximadamente abril de este año, Naviera Armas Trasmediterránea había decidido prohibir el transporte de vehículos 100% eléctricos. La única solución proporcionada por la naviera: cambiar su billete por otro, en otra línea de la misma naviera y con un puerto de destino diferente. Ni siquiera la participación de la Guardia Civil, ante la que Roberto presentó la correspondiente denuncia, sirvió para que los responsables permitieran el embarque del vehículo.
Cabe destacar que no se trata de un servicio completamente privado, sino de una línea explotada en régimen de concesión pública, con lo que la naviera no tiene completa libertad para decidir si, por ejemplo, no transporta vehículos eléctricos o, puestos a realizar excepciones arbitrarias, vehículos de color azul o con lunares.
Al agravio de no poder embarcar se suma el hecho de que Naviera Armas Trasmediterránea no alerta en un página web de la prohibición del embarque de vehículos eléctricos (podríamos pensar que por olvido… o por las consecuencias que podría tener explicitar en una publicidad con valor contractual que están realizando una excepción que, probablemente, resulte ilegal.

La explicación de Trasmediterránea: los fuegos «espontáneos»
Presentada la correspondiente queja, además de la denuncia en la Guardia Civil, Roberto ha recibido una justificación que, desde Autofácil, juzgamos como un poco ambigua, imprecisa y, en algunos aspectos, algo preocupante. Desgraciadamente, y de momento, la respuesta no viene acompañada de documentación justificativa alguna. Al final de esta noticia, puedes encontrar el texto literal de dicha respuesta.
Comenzar explicando que la contestación justifica la prohibición del embarque desde el punto de vista de Naviera Armas Trasmediterránea. Aunque la que prohíbe el embarque es la naviera, debemos de entender que esa prohibición es consecuencia última de una prohibición por parte del propietario (o armador, para ser exactos) del ferry Ciudad de Valencia con la que Naviera Armas Trasmediterránea presta el servicio, y que es Visemar Ropax Srl. Cabe destacar que se trata de un barco construido en 2020 (bastante después de la invención del coche eléctrico) para llevar coches… de manera que, tal vez, podrían haber planificado la remota posibilidad de que transportar algún que otro eléctrico).
La contestación, que entendemos que es desafortunada, y que posiblemente no esté concebida para ser diseccionada en un medio de comunicación, comienza reconociendo que Roberto ha sufrido un «agravio», que según la RAE consiste en un perjuicio a los derechos e intereses de una persona. Desde esta primera línea, podríamos entender que Naviera Armas Trasmediterránea comprende que está realizando algo ilegal, en el sentido de que atenta contra los derechos de los pasajeros, en general (y lógicamente, tendrá que atenerse a las consecuencias… como por ejemplo los costes derivados del hecho de que Roberto ha decidido completar su viaje sin su vehículo y alquilar otro de similares características en España… aunque tratándose de un agravio colectivo, es posible que esa responsabilidad llegue a a la propia rescisión de la concesión).
El texto continúa diciendo que la naviera ha tomado una decisión que supone «un giro drástico en los cimientos básicos de traslados de este tipo de automóviles en ferrys o barcos RoRo mixtos«. Sin embargo, el giro no debe de haber sido tan drástico cuando le han sugerido que compre otro billete en otra compañía que hace una ruta diferente (Volcán de Tinamar – Huelva), que también opera Naviera Armas Trasmediterránea y que no pone este tipo de restricciones. Tampoco parece que transporte de eléctricos, en general, haya experimentado un giro drástico… ya que en estos momentos existen centenares de barcos en navegación y repletos de este tipo de vehículos.
En este sentido, cabe recordar que, aunque se han producido incidentes en embarcaciones de tipo RoRo, y algunos han sido incendios, a día de hoy aún no se ha demostrado que un coche eléctrico haya sido el origen de ninguno de ellos. Al fin y al cabo, los estudios demuestran que la probabilidad de que un coche eléctrico se incendie es un par de órdenes de magnitud inferior a la de que arda un modelo térmico. O dicho de otra forma: se incendian 100 coches convencionales por cada eléctrico que arde (y por supuesto, refiriéndonos en ambos casos a dos muestra de similar tamaño).
En su respuesta, Naviera Armas Trasmediterránea alude a la «inclusión del protocolo obligatorio para con vehículos eléctricos e híbridos». Sin embargo, y hasta donde Autofácil ha podido comprobar, la naviera permite el embarque de coches híbridos e híbridos enchufables (algunos de los cuales montan ya baterías de mayor capacidad que las de algunos eléctricos). Hemos contactado con Naviera Armas para conocer el contenido del protocolo y, especialmente, que entidad o organismo lo hace obligatorio, pero aún no hemos obtenido respuesta.
La parte más curiosa de la justificación reza «el sentimiento de preocupación crece al conocer los efectos generados por el incendio de un vehículo eléctrico y su combustión espontánea, por no mencionar las explosiones (sic)». En este párrafo, el protocolo obligatorio se convierte en preocupación.
El texto termina pidiendo comprensión ante «los numerosos factores desfavorables que suponía el traslado del vehículo». De nuevo, Naviera Armas Trasmediterrána da a entender que «no le conviene» trasladar el coche. Y, a tenor del párrafo anterior, parece que la inconveniencia deriva de su intranquilidad. Agraviando a los propietarios de una clase de vehículos, consiguen dormir mejor por las noches, y con independencia de los perjuicios causado a los pasajeros o las consecuencias legales que pueda tener su decisión. Y hay que aclarar que están en su derecho: a corto plazo, el único responsable de quien sube o deja de subir a un barco o un avión es su comandante.

La opinión de Autofácil…
Este caso reviste muchos carices. Por un lado, está el perjuicio que se le ha causado a Roberto y a cualquiera que quiera viajar en coche eléctrico entre Cádiz y Las Palmas o Tenerife. Obviamente, se trata de un problema para particulares y empresas… y, si se trata de algo que no estaba contemplado en la concesión, se trata también de un daño en general al Estado en su conjunto, ya que se podría dar esa concesión a otra naviera. La incertidumbre de que unas líneas lo permitan y otras no, o el hecho de que no sean capaces de advertirlo en la propia web y a la hora de comprar el billete, hacen que todo esto resulte aún más molesto para los afectados.
Después encontramos que, el desconcierto actual con el traslado de vehículos eléctricos en barcos, llega al punto de que ni siquiera una naviera es capaz de explicar de manera coherente por qué un coche eléctrico no puede montar en su ferry o RoRo. Y en su intento (fallido) por explicarlo, dicha naviera es capaz de mezclar, en una misma contestación, protocolos desconocidos elaborados por autoridades desconocidas y fechas de implementación desconocidas (o por lo menos, no indicadas en dicha contestación) y hasta a preocupaciones derivadas de «incendios espontáneos» que cursan con «explosiones» (en Wikipedia, la combustión espontánea está clasificada como un fenómeno pseudocientífico).

Finalmente, está el gran melón de cómo deben de transportarse estos coches. Porque, evidentemente, los barcos RoRo están construidos para transportar los coches en determinadas condiciones. Condiciones, por ejemplo, de distancia entre vehículos, de número de detectores de incendios, de cantidad de hidrantes disponibles para una extinción o de número de rociadores por metro cuadrado de cubierta.
Igual que decimos que los eléctricos presentan menor riesgo de incendio, existen muchas publicaciones que subrayan una mayor dificultad de extinción. Y eso se puede traducir en la necesidad de adoptar ciertas medidas, como mayores medios de lucha contra el fuego. Afortunadamente, y dado que el mecanismo por antonomasia para apagar un eléctrico es el empleo de grandes cantidades de agua, los barcos parecen un tipo de transporte que se encuentra, y perdón por el chiste, en el medio ideal a la hora de afrontar el desafío.
En cualquier caso, si el armador del Ciudad de Valencia no permite el acceso a su barco de coches eléctricos, lo que debería de hacer Naviera Armas Trasmediterránea sería encontrar un barco que sí lo permita, y enfadarse mucho con Visemar Ropax Srl, o demandarle incluso… pero no debería dejar sin transporte entre Cádiz y Canarias a los clientes. Menos, hacerlo sin advertirlo en la web. Y menos aun, redactando justificaciones tan pintorescas.
El texto íntegro de explicación
A continuación, texto íntegro de la justificación remitida desde Grupo Naviera Armas Trasmediterránea.

