Sobre él se atornilla una carrocería con un coeficiente aerodinámico muy conseguido, que rompe con las formas clásicas de los pick up.
El interior está muy cuidado, el ambiente a bordo no refleja su talante de trabajador, aunque aguanta bien el trato duro cuando le toca trabajar.
Es cierto que con sólo dos años en el mercado, la ausencia de holguras y ruidos está por demostrar, pero a primera vista la sensación no puede ser mejor.
La calidad de los guarnecidos, plásticos y moquetas sigue el nivel de calidad clásico de Mitsubishi.
En ningún caso tendremos un envejecimiento prematuro, pero, al igual que con las tapicerías de los asientos, será el paso del tiempo el que dicte la última palabra.
Pionero en equipar sus todoterreno con suspensión delantera independiente, en esta ocasión el fabricante japonés ha optado por un sistema de muelles de mejor rendimiento que el anterior de barras de torsión.
Sin embargo, la solución de apoyar toda la fuerza del muelle sobre el silentbloc del amortiguador provoca en éste un envejecimiento prematuro.
Con todo, lo mejor es la robustez del triángulo inferior y el funcionamiento global del conjunto.
El eje posterior no aporta nada nuevo; sus ballestas no están a la altura de lo que cabe esperar en un vehículo de ocio (sí de trabajo), pero a cambio ofrece una capacidad de carga de 1.000 kilos.
Por fin un motor del siglo XXI
El propulsor ha superado la animadversión a girar alto de vueltas.
El cambio de culata de inyección indirecta a la actual con inyección directa tipo Common Rail le permite superar los 130 CV, con 314 Nm, cifras éstas que, sin ser espectaculares, le permiten seguir en el mercado.
El consumo se sitúa por encima de los diez litros, en función del ritmo adoptado.
A la hora de posicionar el intercooler, los ingenieros japoneses no han tenido en cuenta el uso todoterreno del vehículo; así, el barro y los restos de vegetación son sus enemigos, con la consiguiente pérdida de rendimiento.
La primera parte de la transmisión, es decir, la caja de cambios, ha dado más de un problema.
Su estado es un punto a tener en cuenta a la hora de adquirir uno de estos vehículos.
El siguiente elemento, la tránsfer, ofrece las mejores prestaciones dentro del mercado pick up.
La posibilidad de rodar en 4×4 por asfalto permite un sinfín de variantes tanto para trabajar como en el momento de disfrutar del tiempo de ocio.
Arrastrar remolques o caravanas y rodar sobre carreteras con tramos discontinuos de nieve son situaciones que resuelve mejor que ninguno. Sin embargo, las primeras unidades que llegaron a nuestro país tuvieron problemas con la palanca, situación que parece ya está resuelta.
El resto de la transmisión, ejes y grupos, goza de buena salud, como es tradicional en la marca.
La combinación de discos y tambores consigue un grado satisfactorio de frenada y continúa la tónica de la competencia; parece que nadie se atreve a poner discos en el eje trasero, solución que mejoraría la resistencia al calentamiento, especialmente cuando se rueda a tope de carga.
Nuestra unidad de prueba contaba con el cerramiento de la caja de carga, opción que se ofrece oficialmente y que también se puede adquirir en postventa para la mayoría de pick up del mercado.
Por un lado, este cerramiento protege de los amigos de lo ajeno, pero, por otra parte, limita la capacidad de carga; al fin y al cabo, el objeto de estos vehículos.
La adquisición de un pick up cada vez es más frecuente.
Tanto por su capacidad de carga como por la ausencia de verdaderos todoterreno, los pick up se encuentran en una ventajosa situación que se ve potenciada en el mercado de usados gracias a sus precios.
Este Mitsubishi, pese a contar con un propulsor que no llega tan arriba como los mejores (si bien actualmente se ofrece una versión de 167 CV), juega la baza de la transmisión 4×4 permanente (opcional), un aspecto que puede inclinar la balanza.
Por dentro y por fuera
Mejoras TT
Si partimos de una unidad del L200 con bloqueo del eje trasero (elemento opcional) para mejorar la tracción, sólo tendremos que centrarnos en un cambio de ruedas.
Y es que, si bien la medida de serie es adecuada para transitar por campo, sí se agradecería un dibujo algo más específico.
Si nuestra circulación fuera de asfalto va a ser intensa, debemos plantearnos blindar con una robusta plancha el eje delantero para disfrutar de nuestras excursiones con seguridad.
Si queremos profundizar en el tema, un poco más de muelle delante y suprimir una hoja de las ballestas traseras con gemelas más largas dejarán listo nuestro vehículo para rodar rápido, siempre que le añadamos unos amortiguadores, al menos delante, más rígidos.
La sustitución de neumáticos y la protección la podremos saldar con unos 700 euros, añadir un bloqueo de diferencial de postventa superará los 600 euros y, si queremos mejorar la suspensión, el desembolso en muelles, amortiguadores y gemelas traseras no bajará de los 1.500 euros, siempre dependiendo de las prestaciones de los productos elegidos.
Por dentro
1.- Mitsubishi ha conseguido un interior moderno, con predominio de las líneas curvas y la utilización de materiales de buena calidad.
2.- La opción del cierre de fibra es muy aconsejable si no vamos a transportar grandes volúmenes. Para el ocio, su capacidad es más que suficiente.
3.- El acceso a las plazas traseras no es el más apropiado, pero, una vez dentro, la estancia es cómoda.
4.- Se puede acceder a todos los mandos con comodidad, como por ejemplo al interruptor del ESP.
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Cronología

1967.- Aparece el Colt Pick Up, antecedente directo del futuro L200.
1978.- Ve la luz la primera generación del L200, denominada también Forte.

1991.- Nace la segunda generación, denominada Strada, que ya se fabrica en Tailandia.
1996.- La tercera evolución del modelo recibe el sobrenombre de Strada II.
2005.- Se presenta el Tritón, cuarta generación del L200, fabricado en exclusiva en Tailandia.
Cómo va
1- Mitsubishi se pone al día en consumo y prestaciones con la culata de inyección directa por conducto común y la gestión electrónica del popular bloque 2.5.
2- La posición del intercooler no es la más apropiada para un TT, que va a encontrarse ramas, barro y otros elementos que dificultan su correcto funcionamiento.
3- La suspensión delantera está bien resuelta y ofrece un aspecto suficientemente robusto para rodar por el campo, pero no debemos olvidarnos de proteger el grupo.
4- Mitsubishi tampoco se ha atrevido a incorporar muelles y dar carpetazo a las vetustas ballestas en el clásico eje rígido que montan estos vehículos.
5- La larga batalla de este tipo de vehículos perjudica mucho el paso por crestas; más tarde o más temprano impactaremos en esta zona. Antes de que suceda, hay que proteger el área de la tránsfer y también el depósito de combustible para no perder capacidad al golpearlo con roderas o piedras.
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Mitsubishi L200 2.5 Di-D
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Mitsubishi L200 (2006) 2.5 Di-D
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Alternativas en la barrera de los 140 CV
Ford Ranger… Goza de una difusión bastante menor que la del L200, pero mecánicamente es muy similar y, si encontramos unidades, puede resultar interesante.
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Nissan Pick Up…Durante años ha sido líder de ventas entre los pick up, lo que hace posible que exista un buen número de unidades entre los V.O.
Por fuera
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