2. Como la distancia de frenada se alarga con lluvia, duplica tu distancia de seguridad habitual respecto al coche de delante -en carretera y a 120 km/h, aprox. 140 m-. Revisa también tus neumáticos: si tienen un dibujo con una profundidad inferior a 2 mm o una presión baja, evacuarán peor el agua.
3. Sigue siempre las huellas del vehículo que te precede -en ellas, el asfalto estará más seco y, por tanto, tendrá más adherencia-. Evita los frenazos bruscos y, si tu coche patina, deja de acelerar y mantén la dirección -no gires más el volante, pues sólo conseguirás que el coche derrape más todavía- y espera hasta que el vehículo recupere el agarre.
4. Si sufres aquaplaning -ocurre cuando el neumático no es capaz de drenar el agua que hay sobre el asfalto y comienza a -flotar’; si sucede, es fácil perder el control del vehículo-, no frenes nunca y mantén firme la dirección hasta que el vehículo recupere el agarre.
5. Modera la velocidad y, si en algún momento, la lluvia es tan intensa que no puedes ver, detente en el arcén y enciende los warning.
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