
¿Lo primero? «Partiendo de que la conducción segura tiene como base el coeficiente de adherencia de nuestro coche, lo más importante es que llevemos los neumáticos en buen estado. De hecho, en zonas con mucha nieve cada vez es más recomendable, durante estos meses, equipar el vehículo con ruedas de invierno, que garantizan la máxima adherencia en cualquier circunstancia, aportando mayor estabilidad al vehículo», destaca Santos. «En todo caso, si se llevan neumáticos de todo tiempo como la mayoría lo hace, hay que cuidar especialmente que la profundidad de dibujo sea por lo menos de 1.6 mm y en caso de nieve de 2 mm o más-.
Otro aspecto que el experto destaca es el tener al día el mantenimiento del coche. Por ejemplo asegurarse de llevar lleno el depósito de carburante, que el líquido de frenos no esté viejo, llevar las cadenas para los neumáticos, tener el coche preparado para mantener una buena visibilidad durante las bajas temperaturas usando un anticongelante para el agua del limpiaparabrisas y saber manejar el climatizador para evitar que se empañen los cristales.
Manuel Santos enfatiza que la conducción debe ser anticiparse a lo que ocurra en la carretera, «lo que conlleva estar al tanto de los informes climatológicos -especialmente en invierno- y llevar prendas de abrigo en el coche por si, con nieve, sufrimos un percance y debemos abandonarlo. Anticipar también implica saber usar las herramientas que llevamos, probando en casa cómo colocar correctamente las cadenas -por ejemplo, siempre se ponen en el eje motriz-.
«Un tercer punto fundamental es el de la conducción misma y la palabra clave es ser prudente, concepto que aglutina varios protocolos: desde evitar zonas de riesgo hasta poner las cadenas a tiempo y sin obstaculizar el tráfico. Además, hay que tener claro que hay que mantener la distancia de seguridad respecto de los otros vehículos y que cuando se estén usando las cadenas, deberás evitar maniobras bruscas o frenazos radicales que harán que pierdas el control de tu coche». Además, con nieve en el asfalto hay que circular, en lo posible, sobre nieve fresca, antes que sobre nieve ya pisada porque ésta se funde, se congela y así aumenta el deslizamiento.
«En el caso de encontrarnos con hielo en la carretera, con posibles curvas y bajadas y, en este caso, ni las cadenas resultan de utilidad. – En este caso lo recomendable es tomar las curvas por el radio interior, en lugar de intentar pasar por la cresta, conduciendo a muy poca velocidad-, comenta Santos. También hay fijarse en las señales que nos permitirán anticiparnos antes de que aparezca el hielo, por ejemplo -si la temperatura baja a menos de tres grados bajo cero hay muchas posibilidades de hielo, y si las señales de tránsito reflectantes de la autopista se tornan opacas, indica que hay alta humedad y baja temperatura, por lo que también hay posibilidad de hielo-.
Además, si circulamos por vías con muchos camiones habrá que extremar la precaución -dejando una considerable distancia de seguridad, no adelantando a los camiones -si frenamos ante él en una pendiente, lo obligaremos a frenar y con sus casi cuarenta toneladas será difícil que siga adelante, obstruyendo la carretera-. Además, es mejor que, con nieve, un vehículo pesado vaya abriendo camino, ya que le resulta más fácil circular. Eso sí, hay que hacer que nos vea para que sepa que estamos detrás-.
Por último, el director de MSantos Esfor también destaca el valor de la prudencia. -Ser prudente es saber responder a lo que ocurre en al carretera, adaptando nuestra conducción a las circunstancias. Si hay nieve, lo importante es circular con calma y antes de salir comprobar que los neumáticos están en buen estado, funciona correctamente la calefacción, el líquido del limpiaparabrisas y llevamos las cadenas a mano»