Curvas cerradas, cambios de rasante ciegos; subidas y bajadas propias de una montaña rusa. No hay duda, que las carreteras de los alrededores de Mojacar -Almería- son perfectas para los conductores que valoren la emoción al volante. Pero, además, son una auténtica -tortura- para los automóviles: en cuestión de minutos es posible pasar de estar nivel del mar a superar los 1.000 metros de altura… algo que pone a prueba todos los sistemas electrónicos de un vehículo -el cambio de temperatura y presión atmosférica puede provocar fallos en su funcionamiento- y la resistencia de los sistemas de frenado. No en vano, la mayoría de los fabricantes utilizan estas carreteras para poner a punto sus centralitas electrónicas y los componenentes de las pastillas de freno. Sin duda, es un buen escenario para probar el Mini Roadster.
Al natural este ‘inglesito’ -sólo mide 3,72 metros de largo- es muy atractivo y, sobre todo, da la sensación de ser el más exclusivo entre las seis versiones del Mini -tres puertas, Clubman, Countryman, Cabrio, Coupé y Roadster-. De serie, equipa una capota de lona manual -sólo se vende en negro- y, aunque según la marca es posible abrirla o cerrarla desde el interior, si no eres el increíble Hulk, lo más recomendable es soltar el enganche ubicado en el techo y accionarla desde fuera -basta con empujar ligeramente-. En cualquier caso, Mini ofrece por 814,90 euros una capota semiautomática con la que basta con soltar un enganche y pulsar un botón para accionarla. En cuanto al maletero, con 240 litros de capacidad ofrece espacio para el equipaje de dos ocupantes.
De puertas hacia dentro el Roadster es casi idéntico a cualquier Mini… salvo porque sólo tiene dos plazas. El puesto de conducción parece hecho a medida: vas sentado bajito, con las piernas estiradas el volante se regula en altura y profundidad… Eso sí, accionar los interruptores de la consola central sin apartar la vista de la carretera es muy difícil. Para proteger a los ocupantes del viento puede equipar un pequeño deflector ubicado tras los asientos delanteros. Hasta 120 km/h cumple bien con su cometido… pero a partir de esa velocidad el ruido y las turbulencias aerodinámicas se perciben con claridad en el habitáculo. Respecto a la capota del Roadster, es de una gran calidad y con ella cerrada el Roadster es sólo un poquito más ruidoso que los Mini -cerrados-.
Arranco y, tras un breve recorrido urbano, pulso el botón Sport. En este modo, la dirección se endurece, la respuesta del motor N18 1.6 turbo de gasolina con 184 CV se vuelve más agresiva y, sobre todo, cambia el sonido del escape. De hecho, es habitual escuchar petardeos cada vez que se suelta el acelerador.
Por lo demás, se trata de un propulsor suave, rapidísimo -acelera de 0 a 100 km/h en 7,0 segundos– y con una respuesta contundente desde poco más de 1.000 rpm hasta superar las 6.000 rpm. En relación a sus prestaciones su consumo es ajustado: durante nuestra prueba el gasto medio osciló entre los 7,0 y los 9,1 l/100 km.
Por comportamiento, se trata de un vehículo muy deportivo aunque no tanto como un Mini de tres puertas. ¿La razón? La pérdida del techo ha llevado aparejada una pérdida de rigidez -se perciben pequeños ‘crujidos’ en el interior al circular por firmes bacheados-; algo que unido a los 30 kilos de ‘refuerzos’ de su carrocería hace que sus reacciones no sean tan precisas como las de un Mini de 3 puertas.
En cuanto a aerodinámica, el elemento más destacable es el alerón trasero retráctil, que se eleva automáticamente a partir de 80 km/h y a 227 km/h genera un apoyo aerodinámico de 40 kilos en el eje trasero.
Por lo demás, el Mini Roadster será un modelo personalizable: la carrocería estará disponible en ocho colores, se podrá elegir entre siete revestimientos distintos para el interior, trece tapicerías diferentes…
A continuación te mostramos todos los precios:
Mini Roadster Cooper 23.700 €
Mini Roadster Cooper S 28.750 €
Mini Roadster Cooper SD 28.750 €
Mini Roadster John Cooper Works 35.265 €
