La conducción autónoma es algo en lo que trabajan los departamentos de desarrollo de muchos fabricantes de vehículos. Por poner un ejemplo de los muchos que hay, Ford es uno de ellos con el desarrollo de sus coches con conducción autónoma a través del sistema BlueCruise.
Habrá a quienes les guste la idea y a quienes no. A un amante de la conducción, probablemente no, pero quizá al grueso de conductores, sí. Además, si se implementa de la manera correcta y sin fallos, debería casi erradicar los accidentes de tráfico porque, además, los coches autónomos irán conectados o ‘comunicados’ entre sí.

Una máquina siempre puede fallar pero en un universo de conducción autónoma, el error humano, que es la principal causa de accidente, no tiene lugar en la ecuación.
Hay varios niveles de conducción autónoma. En síntesis podemos decir que hay cinco. Seis si contamos el Nivel 0, que es el que no tiene nada salvo avisos acústicos y visuales, como por ejemplo alertas de cambio involuntario de carril que no intervienen en la dirección, o testigos luminosos de ángulo muerto. Vamos a ver cómo son los demás:
Nivel 1 de conducción autónoma
La aplicación más normal en el Nivel 1 de conducción autónoma es el control de crucero adaptativo o ACC, capaz de controlar la dinámica del vehículo longitudinalmente manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo precedente. Este sistema ayuda a que la conducción sea más confortable, pero el conductor es el que conduce en todo momento, por lo que más que una conducción autónoma, hablamos de una conducción asistida. El conductor puede retirar los pies de los pedales, pero poco más.
Nivel 2 de conducción autónoma

Nos mantenemos aún en lo que debería denominarse conducción asistida, porque en este Nivel 2 el conductor es aún plenamente responsable de la conducción. Lo que aporta este nivel es no sólo control sobre la dinámica del vehículo longitudinal, sino al mismo tiempo sobre la lateral, por ejemplo manteniendo al vehículo en el carril actuando sobre la dirección. Aquí el conductor puede soltar el volante puntualmente.
Y es un importante matiz lo de ‘puntualmente’, porque no debe hacerse un mal uso de este nivel de conducción autónoma creyéndose que el coche conduce solo, porque no es así. De hecho, si pasados unos segundos el coche detecta que no agarras el volante, te lo pedirá visual y acústicamente o, incluso, puede llegar a detener el vehículo si te desentiendes.
Nivel 2+ de conducción autónoma
Aquí es donde ya podríamos empezar a hablar de una conducción asistida de mayor nivel. Entre medias de este nivel y del anterior tenemos un buen ejemplo con el citado sistema BlueCruise de Ford, que permite retirar las manos del volante y los pies de los pedales en autopistas y autovías siempre que el conductor mantenga la atención pertinente.
Nivel 3 de conducción autónoma
En el Nivel 3 de conducción autónoma el conductor puede decidir que el sistema de conducción automatizada tome el control del vehículo y realice todas las funciones de la conducción, aunque con limitaciones.
El conductor no necesita prestar atención a la carretera en todo momento, pero debe poder tomar el control del vehículo siempre que el sistema se lo requiera mediante un aviso que puede ser acústico, visual, háptico…
También nos metemos en el primer nivel que genera polémica, sobre todo en torno hasta qué punto el conductor es el responsable de la conducción
Nivel 4 de conducción autónoma

Automatización total, aunque en un entorno específico. Aquí ya el coche conduce solo sin necesidad de que el conductor preste la más mínima atención, ni siquiera de forma puntual. Puede incluso dormirse. Sin embargo, si se sale del entorno específico, entonces sí que el sistema puede pedirle al conductor que tomes los mandos.
¿Qué sucede? Que estamos muy lejos de que esto se haga real porque requiere de un trabajo burocrático enorme. Y aparte está la cuestión de si esta clase de coches autónomos de cuarto nivel podrían o no convivir con los conducidos por personas.
Nivel 5 de conducción autónoma
¿Recuerdas a KITT, el coche fantástico? Pues es más o menos esto, una conducción autónoma sin ningún tipo de limitación, en cualquier entorno, en cualquier circunstancia. Este escenario de conducción autónoma no se aplicará en muchos, muchos años, en una época en la que, probablemente, ya esté hasta prohibido conducir. Pero bueno, eso puede que no lo lleguemos a ver los que vivimos en 2024…
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