Al día siguiente, y ya más relajado, después de haber celebrado con la prensa la elección del Golf VII como Car of the Year en Estados Unidos, y hacer la presentación del nuevo Audi Q7, Winterkorn se paseó por la feria para ver en directo lo que habían presentado otros y ¿dónde se fue? pues directo a ver el nuevo Mercedes GLE, la casi ´réplica´ de Mercedes del BMW X6. Mientras miraba con atención el nuevo modelo y pasaba con interés la mano sobre la carrocería del coche, el presidente de Mercedes-Benz, Dieter Zetsche corría a darle la bienvenida al stand a su competidor. Se recibieron con un cordial abrazo.
Seguro que hablaron de sus novedades y de la tecnología del futuro que ambos ya habían mostrado en el Salón de la Electrónica de Consumo de Las Vegas, el famoso CES, unos días antes. Mercedes con la presentación del sorprendente F 015, ejercicio futurista de todos los ´inventos´ que están desarrollando para el automóvil del mañana. Audi se quedaba algo más cerca, un A7 Sportback autónomo que era capaz de llegar desde Silicon Valley, meca del desarrollo informático y de Internet, hasta el mismo CES. 800 kilómetros, vigilados por periodistas y técnicos, recorridos sin tocar el volante y en circunstancias de tráfico normal.
También Ford, el inventor de la producción en cadena y fundador de la industria del motor en la fría ciudad de Detroit (-19ºC), quiso dejar clara su fortaleza y revolucionó el salón con la aparición del espectacular GT. No era sólo un ejercicio de diseño, el presidente y CEO de la marca, Mark Fields, en compañía de Bill Ford, bisnieto del excéntrico Henry Ford, ponía fecha para probarlo, en 2016 y anunciaba su puesta en marcha del máximo ejemplo de conectividad dentro de un coche: el sistema SYNC en su 3ª generación.
Como me decía en Detroit Mark Adams, máximo responsable de diseño de Opel en Europa, ahora los coches se empiezan a desarrollar teniendo muy en cuenta el móvil.
