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VIGILA EL ESTADO de los neumáticos regularmente. Si presentan deformaciones o el caucho está en mal estado, se pueden reventar o pinchar en cualquier momento.
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OJO A LAS PIEDRAS Y RAMAS si circulas por un camino, pues aunque sean pequeñas pueden estar lo suficientemente afiladas como para producir un corte. Intenta esquivarlas y, si no es posible, pasa sobre ellas a muy poca velocidad.
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CUIDADO CON LOS BORDILLOS. Si al aparcar los golpeas con brusquedad pueden provocar daños en la llanta y en la goma y derivar en un pinchazo.
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OJO A LAS OBRAS. En ellas suelen haber muchas piedras y otros objetos ‘cortantes’. Intenta esquivar -si puedes- todo lo que no sea asfalto ‘limpio’.
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CUIDADO SI HAY UN ACCIDENTE. Puede haber restos de cristal, de plásticos duros, tornillos… Si los pisas es muy probable que termines pinchando.
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VIGILA LA VÁLVULA. Es el lugar por donde se infla la rueda; si la dañas al verificar la presión del neumático perderás todo el aire. Es otro tipo de pinchazo… aunque es más difícil que ocurra.