Muchos usuarios de coches y motos piensan que estos dos componentes no se deterioran por la falta de uso y lo cierto es que no es así. De hecho, a ambos les sienta muy mal el paso del tiempo, con especial atención a los neumáticos que no se llevan muy bien con los periodos de inactividad.
De esta manera, vamos a ver lo que hay que saber sobre los neumáticos y el aceite tanto para que nuestro coche como nuestra moto estén en perfectas condiciones después del periodo de inactividad.
¿Cuándo cambiar neumáticos?
Todos los neumáticos se van desgastando con el uso. La costumbre de verlos todos los días hace que a veces ese desgaste no se aprecie bien hasta que es demasiado tarde, por lo que todos llevan unos testigos de goma.
Cuando el dibujo se va gastando y alcanza esos testigos es hora de que vayamos a nuestro taller de confianza para que nos cambien las ruedas.
Además, hay que tener en cuenta que hay ocasiones en las que nos veremos obligados a hacer un cambio de neumáticos, aunque no se haya alcanzado esa marca de desgaste.
Con el tiempo, la goma de los neumáticos se va endureciendo y pierde propiedades. Es lo que se denomina como «neumáticos cristalizados», un problema que puede hacer que tengamos un accidente por falta de adherencia.
Cuando un neumático está cristalizado no se desgasta apenas, pero no agarra, algo que se nota más en las motos que en los coches, aunque en los vehículos de cuatro ruedas también se aprecia cuando hay que frenar fuerte o cuando llueve.
Para evitar el problema lo mejor es cambiar las ruedas cada cuatro o cinco años, aunque no estén demasiado gastadas, previniendo la cristalización de la goma.
Por último, también hay que cambiar los neumáticos cuando se dañan. A veces el daño se ve a simple vista, con la aparición de grietas o una zona muy deformada. Otras veces las ruedas se deforman y no se ve en una inspección visual, pero se nota al conducir.
El volante, o el manillar, vibra cuando vamos a poca velocidad, se mueve un poco en los casos de deformaciones más severas o las ruedas suenan cuando conducimos a bajas velocidades, como en las calles de una zona urbana. Todos estos síntomas nos deben llevar de inmediato al taller para prevenir un reventón que podría ser fatal.
¿Qué presión llevan los neumáticos?
La presión de los neumáticos siempre la marca el fabricante, aunque debemos estar atentos a la medida de la rueda que llevamos, pues en ocasiones nuestro vehículo puede llevar dos medidas de ruedas distintas y en las indicaciones nos dan dos presiones diferentes, una para cada medida de neumático.
Cuando el vehículo ha pasado mucho tiempo parado, como con los confinamientos del Covid, antes de usarlo hay que mirar cómo están las ruedas, pues lo normal es que hayan perdido presión.
La presión siempre se mira «en frío», puesto que si lo hacemos después de rodar decenas de km la lectura será errónea.
Para comprobar si la presión es la correcta podemos ir a la gasolinera o mejor, comprar un pequeño compresor para tenerlo en casa. Los hay de un tamaño tan compacto que se pueden llevar siempre en el maletero del coche o en una mochila si viajamos en moto.
Hay que recordar que esta presión recomendada la podemos variar. Si el vehículo va a ir más cargado de lo habitual podemos subirla un poco, lo mismo que si vamos a dejar nuestro coche o nuestra moto durante mucho tiempo sin circular.
Algo similar, bajarla en este caso, haremos si vamos a circular por zonas fuera de pista, con mucha arena. En esos terrenos habrá que bajar la presión de los neumáticos para evitar rebotes y mejorar la adherencia.
¿Cuándo caducan los neumáticos?
Los neumáticos no caducan, pero como hemos visto antes sí que se cristalizan con el paso del tiempo, perdiendo sus propiedades.
En un lateral de la rueda veremos que hay una cifra de cuatro números que algunas personas creen que es la fecha de caducidad, cuando en realidad es la fecha de fabricación.
Las dos primeras cifras corresponden a la semana del año en que han sido fabricados, mientras que las dos últimas corresponden al año.
Aunque no caduquen, sí que debemos estar atentos a que cuando los compramos no nos pongan unos neumáticos fabricados hace muchos años, por simple precaución.
Del mismo modo, lo mejor es no llevarlos puestos más de cinco años, para prevenir accidentes, aunque aún tengan una buena parte de su banda de rodadura.
¿Cómo mirar el dibujo de los neumáticos?
Los neumáticos deben llevar por ley un dibujo de al menos 1,6 mm, un límite que lo marcan los testigos de goma que tienen todas las ruedas.
Hay que mirar estas marcas en toda la banda de rodadura, pues a veces los neumáticos no se desgastan de manera uniforme.
También podemos usar un método casero que consiste en poner una moneda de un euro en la banda de rodadura. La moneda lleva unas estrellas que no se deberían ver en su totalidad, por lo que si las vemos es hora de cambiar la rueda.
Por último, podemos comprar una especie de calibre en las tiendas especializadas, que puede ser de varias formas. Se introduce en el dibujo y nos dice si es suficiente o hay que cambiar el neumático.
De todas maneras, no conviene que apuremos las ruedas hasta los testigos, hasta el límite, sobre todo si hacemos conducción deportiva o vivimos en una zona en la que llueve mucho.
¿Cómo saber si está deformado aunque tenga dibujo?
Un neumático se puede deformar y quedar inservible, aunque tenga dibujo.
Por ejemplo, se puede deformar si el vehículo ha pasado mucho tiempo aparcado sin moverse, como en el confinamiento por el Covid, por un golpe muy fuerte en un bache o por los clásicos «bordillazos» en el caso de las ruedas de los coches.
Saber si el neumático se ha deformado no es complicado, pues se nota mucho en la conducción a baja velocidad, cuando aparecen vibraciones en la dirección, temblores o ruidos que nos hacen saber que la rueda está deformada.
Ante cualquier duda lo mejor es pasar por el taller y que miren la rueda, cambiándola ante la menor sospecha de que se ha deformado, puesto que un neumático deformado es un peligro tanto en los coches como, muy especialmente, en las motos.
Cada cuánto hay que cambiar el aceite
Para saber cuándo hay que cambiarle el aceite a nuestro coche o a nuestra moto lo mejor es consultar el manual del fabricante. En él se nos dirá la periodicidad de los cambios, que habrá que respetar en la mayoría de los casos.
Por norma general, a un coche se le cambia cada 15.000 km o cada año, aunque ya hay un tipo de aceite que dura hasta dos años o 30.000 km. En el caso de las motos el cambio se hace mucho antes, y si el fabricante no dice lo contrario los cambios se hacen cada 6.000 km.
Los vehículos actuales nos piden ellos mismos los cambios, apareciendo un mensaje en el cuadro de instrumentos que nos dice que hay que cambiar el aceite en un intervalo de km determinado.
Hay situaciones especiales en las que los cambios se hacen antes y eso lo suele especificar el manual del coche o de la moto. Casi siempre son aquellas en las que la mayoría de los km se hacen por ciudad o por el campo, cuando no se circula demasiado rápido y no paramos de hacer cambios de marchas.
En esos casos siempre habrá que cambiar el aceite antes y lo mismo ocurre cuando el vehículo ya tiene muchos años. En estos coches o motos, para cuidar el motor conviene adelantar los cambios y poner aceite nuevo más a menudo.
Además, nada impide que los cambios de aceite se hagan antes de lo que recomienda el fabricante. Hay cierta controversia con esto entre los aficionados al motor, pero desde luego, cambiar el aceite antes de tiempo no le va a hacer daño al motor.
Sobre el tipo de aceite también hay cierta polémica. Aquí puedes ver una comparativa de aceites, para que elijas el mejor para tu coche o moto siempre respetando el tipo que recomienda la marca y sin cambiar la viscosidad, pues de lo contrario puedes tener problemas en el motor.
A la hora de hacer el cambio nunca hay que escatimar, ni en la frecuencia ni en la calidad del aceite, pues es un mantenimiento muy económico que alargará mucho la vida de nuestra moto o de nuestro coche.
¿Cuándo cambiar filtro aceite?
Sobre el cambio del filtro del aceite hay muchos mitos, e incluso en algunos talleres se recomienda su sustitución cada dos cambios de aceite.
Esto es ridículo y lo cambiaremos en cada sustitución del lubricante, pues la vida útil de ambos suele coincidir.
Su precio es aún más bajo que el de un cambio de aceite, por lo que no es un problema para que alarguemos este mantenimiento, que en muchas ocasiones incluso podemos hacer nosotros en casa.
El filtro se encarga de filtrar los residuos que lleva el aceite, que muchas veces contiene partículas metálicas fruto del desgaste de las piezas del motor, unas partículas que pueden hacer mucho daño a la mecánica de nuestro vehículo.
Es por ello por lo que jamás hay que dejar de cambiarlo y si en el taller nos dicen que lo podemos dejar tras cambiar el aceite y poner uno nuevo la próxima vez que vayamos, hay que insistir o mejor, cambiar de taller mecánico.
¿Por qué cambiar el aceite del motor?
Cuando arrancamos nuestro coche o nuestra moto no podemos ver el interior del motor, que está compuesto de decenas de piezas metálicas moviéndose a una velocidad endiablada.
Sin lubricación, el motor se estropearía en muy poco tiempo, quemándose todas las piezas metálicas debido a la fricción. Eso es lo que conocemos como «gripar un motor».
El aceite es el que impide que el motor se queme y sus propiedades lubricantes no son eternas. Con el paso de los km se va deteriorando y perdiendo las propiedades que permiten que el motor no acabe destrozado con el uso.
Es por eso por lo que hay que cambiar el aceite del motor siempre respetando los intervalos o incluso antes si estamos sometiendo al vehículo a unas condiciones de conducción duras.
Cuando el aceite del motor está en buen estado crea una especie de partícula protectora dentro del motor que las aísla del agua, que es muy peligrosa para los metales. De hecho, la humedad en esas zonas crea un hongo que no es nada beneficioso para el funcionamiento del coche o de la moto.
Los cambios periódicos harán que el motor funcione mejor y durante más tiempo, alargando la vida del vehículo. De hecho, de entre todos los mantenimientos, el cambio de aceite es uno de los más importantes y a la vez de los más baratos, por lo que no hay excusa para alargar los cambios.
Las sustituciones del aceite del motor no solo harán que dure más, sino que tienen otra serie de ventajas que vamos a notar en el día a día.
Por ejemplo, un aceite limpio y con sus propiedades intactas hace más sencillo los arranques en frío, algo que se nota en los días más fríos que es cuando a los vehículos les cuesta más arrancar.
El motor también funciona mejor con aceite limpio y de calidad, que consigue limpiarlo por dentro. Es imposible limpiar un motor por dentro sin abrirlo y de eso se encarga el aceite, que arrastrará al fondo del cárter todo tipo de partículas procedentes de la combustión, como el hollín y el carbón.
Como podemos comprobar, el cambio de aceite es vital para que nuestro coche o moto duren y funcionen bien, un mantenimiento que en muchas ocasiones incluso se puede hacer en casa con unas pocas herramientas.
Artículo escrito por Tomás Pérez de moriwoki.com
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