
La unidad de color negro mate, el T25, cuenta con un motor de tres cilindros y 51 CV de potencia, que consume 3,27 litros a los 100 km y con el que alcanza una velocidad máxima de 160 km/h. Pesa 550 kg. Por su parte, el azul es el T27, y en este caso nos encontramos ante un vehículo eléctrico con una potencia de 25 kW y baterías de ion-litio, capaz de recorrer 160 km a un coste menor de un euro.
Pero la mayor novedad de los T25 y T27 es su método de fabricación. Murray lo deja claro: «Básicamente, hemos estado fabricando automóviles de la misma forma desde el Ford T. Quiero acercar la tecnología de la Fórmula 1 al automovilista del día a día, con todas sus ventajas». El problema al que se enfrentan los fabircantes es que, incluso para producir un modelo pequeño, tienen que cargar con los altos costes del acero empleado en su producción. Murray evita este problema utilizando un composite muy próximo a la fibra de carbono de los F1. Murray llama a su sistema de producción iStream, y cree que con él se podrían producir 100.000 coches al año con un 85 % menos de costes y un 60 % menos de energía.
Al prescindir del máximo de metal posible, el sistema iStream elimina pasos molestos en la producción de un automóvil, como la soldadura de las distintas piezas metálicas y el tratamiento anticorrosión.