El radar Pegasus, consistente en un cinemómetro que controla a los vehículos desde las alturas gracias a su instalación en un helicóptero, sanciona a uno de cada cuatro coches de los que vigila. En funcionamiento desde hace tres años y con ya ocho helicópteros en activo, acumula a sus espaldas más de 3.800 horas de vuelo, 76.200 automóviles controlados a vista de pájaro y, concretamente, 18.274 multas impuestas a éstos.
Por el momento, este tipo de cinemómetros está presente en las provincias de A Coruña, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza, y su función es la vigilancia de, principalmente, las carreteras secundarias, en las que la peligrosidad y el riesgo de accidente de tráfico es más elevado. Como punto a su favor con respecto a los otros radares, cuenta con una mayor capacidad de control, tanto en extensión de terreno como en velocidad de los vehículos. En este sentido, puede detectar a coches que circulan hasta 360 km/h.
Además, puede vigilar a los automóviles a un kilómetro de distancia siempre que estén en línea recta, y es operativo hasta a 300 m de altura. Instala dos cámaras funcionales, en la que una lee la matrícula del vehículo y la otra, panorámica, sigue a los coches y revela la velocidad a la que circulan. Asimismo, al tener una visión global, también le es más fácil identificar conductas temerarias al volante, pudiendo igualmente controlar un vehículo por cada tres minutos de actividad.
Para terminar, en relación a las multas impuestas, la velocidad media de los conductores sancionados en autovía fue de 148 km/h, mientras que la de los que lo hacían por carreteras convencionales fue de 123 km/h. Por otro lado, las infracciones de velocidad máxima detectadas con el Pegasus correspondieron a un coche que circulaba a 242 km/h por autopista, por los 199 km/h que se llegaron a detectar en otro vehículo cuyo trayecto discurría por una carretera convencional.