Aunque todavía hay coches que no llevan aire acondicionado de serie, la mayoría de modelos del mercado sí esquipan este elemento de confort, ya sea en forma de aire acondicionado o climatizador automático de una, dos y hasta cuatro zonas independientes. Con el tiempo, este sistema se ha convertido en un imprescindible en el equipamiento de cualquier vehículo, especialmente en países calurosos, como España que, en pleno verano, registra temperaturas muy altas.
Pues bien, aunque cada vez es más fácil conseguir una temperatura óptima en el habitáculo, es importante tener claro cómo utilizar el aire acondicionado para refrigerar lo antes posible el interior de nuestro coche, especialmente si la temperatura supera los 35 grados, ya que, a partir de ese margen, el tiempo de reacción del conductor se puede ver afectado, como bien indica Seat.
Ventila de forma natural
Antes de nada, lo más recomendable es «abrir las puertas y las ventanillas y ventilar el habitáculo, durante un minuto, antes de activar el aire acondicionado», según recomiendo Ángel Suárez, ingeniero del Centro Técnico de Seat. De esta forma, se rebaja de forma natural la temperatura interior y, una vez ventilado, ya se pueden cerrar las puertas y las ventas para poner en marcha la climatización y que trabaje con un esfuerzo menor.
Utiliza la recirculación del aire, pero no siempre
En los coches equipados con climatizador automático, lo ideal es activar el modo auto para que el aire se autorregule, sea más homogéneo y se haga un uso más eficiente. En determinados momentos también es bueno pulsar el botón de la recirculación del aire, pero mantenerlo activado favorece que los cristales se empañen, por lo que al rato de encenderlo es recomendable volver a poner el modo Auto.
Siempre en marcha
Pese a que algunas mañanas de verano son más frescas que otras, sobre todo en determinadas zonas de Europa, Suárez aconseja «activar el aire acondicionado del coche, aunque sea con la temperatura más alta», así se evitará que los cristales se empañen cuando se eleve ligeramente la temperatura exterior.
Orienta bien los aireadores
Si los difusores de aire apuntan a tu cara, puedes resfriarte y acabar con los ojos secos. Independientemente de la temperatura seleccionada, lo más efectivo para aclimatar el interior de un coche es orientar bien los aireadores. Como indica Ángel Suárez, para conseguir un reparto adecuado del aire, «los difusores tienen que estar enfocados hacia arriba, no hacia la cara». Con este gesto se consigue que «el aire se reparta por todo el coche y que llegue a todos los pasajeros de manera uniforme».
Revisa el sistema de climatización cada temporada
Bien es cierto que el circuito de aire acondicionado es hermético y no debería haber pérdidas del gas refrigerante, pero, con el tiempo, pueden aparecer pequeñas fugas en las juntas o en los manguitos del sistema que condicionan el funcionamiento de este elemento. También se puede averiar el compresor o, al no realizar un mantenimiento periódico del filtro del habitáculo, aparecer olores indeseados o perder efectividad. Cada 15.000 o 20.000 km sustituye el filtro del interior y acude al taller si notas que al aire acondicionado tiene menos fuerza o enfría poco.
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Detectar una fuga a tiempo puede ahorrarte bastante dinero, puesto que el gas del aire acondicionado es muy caro y recargarlo puede suponer un buen desembolso. Acuérdate también de encenderlo de manera regular en los meses de invierno, aunque sea solo durante unos minutos, así evitarás que los conductos y las juntas se resequen.
No te pases con el frío
Son tan malos los defectos como los excesos. Es conveniente que la temperatura en el interior del habitáculo sea de alrededor de 22 grados. Poniendo el aire acondicionado por debajo de 22 grados se puede ocasionar un aumento de combustible de hasta un 20%.