La vigilancia se ha reforzado principalmente en carreteras secundarias, con radares fijos y móviles; una medida acompañada por la emisión durante esta semana de diversas cuñas de radio concienciando sobre los riesgos de una velocidad inadecuada.
La DGT recuerda que, cuanto más alta sea la velocidad a la que circulemos, mayores serán las distancias de frenado: A 50 km/h, sólo se necesitan 15 metros para detener el coche; a 120 km/h, ésta se incrementa como mínimo hasta los 60 metros. También marca la diferencia en caso de atropello: Si se produce a 80 km/h, es difícil que el peatón sobreviva, mientras que a 30 km/h las probabilidades de fallecer se reducen al 10 %.
Las infracciones por exceso de velocidad pueden considerarse como graves o muy graves, dependiendo de por cuánto se haya superado el límite de la vía: Si es por más del 50 % -y nunca por menos de 30 km/h- estaremos ante una infracción muy grave.
El conductor que supere el límite por más de 60 km/h en vía urbana y más de 80 km/h en vía interurbana, se enfrentará a penas de prisión de entre tres y seis meses, multa de seis a doce meses, o entre 31 y 60 días de servicios a la comunidad, así como a la retirada del permiso de conducción por entre uno y cuatro años.