Si te has acercado a una gasolinera en las últimas semanas, habrás observado un hecho inusual: el precio del diésel normal, tradicionalmente el combustible más barato, ha alcanzado, e incluso superado, el de la gasolina de 98 octanos. Algo impensable hace apenas unos meses y que, además, no es circunstancial.
No en vano, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que agrupa a los responsables del 60 % de la producción global de petróleo y está liderada por Arabia Saudí y Rusia, han comunicado la decisión de reducir su oferta en dos millones de barriles diarios a partir del día 1 de diciembre de este mismo 2022.
El objetivo no es otro que retomar el control sobre los precios de los combustibles fósiles, que vieron recortado su valor de referencia en Europa en un 31 % desde marzo. En este sentido, las declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, haciendo referencia al establecimiento de un tope al precio en toda Europa, no han colaborado positivamente.
El veto al petróleo ruso, clave en la subida del precio del combustible
Otro de los motivos del aumento del precio del combustible está en el veto por parte del Europa occidental al petróleo importado desde Rusia. Dicho combustible ya llegaba refinado, lo cual era clave para reducir su precio, ya que refinerías europeas no podían competir en costes, y ahora no dan abasto a procesar el crudo. A ello hay que sumar que algunas de estas empresas dejaron de operar a raíz de la pandemia.
Las beneficiadas con las grandes empresas (Repsol, Shell, Exxon o Galp, entre otras), que están viendo cómo se incrementan sus ingresos con el aumento de la demanda. Por ejemplo, las refinerías de Repsol multiplicaron sus beneficios por 15 el pasado mes de julio, comparado con el mismo mes de 2021.
¿Y por qué el diésel cuesta más que la gasolina?
En marzo de este año, el precio del litro de gasóleo superó al de la gasolina sin plomo de 95 octanos. No obstante, en la actualidad la situación es más extrema: a fecha de redacción de este artículo, el diésel normal (no el Plus o aditivado) superaba en precio a la gasolina Premium de 98 octanos, tradicionalmente la más cara de la oferta.
De hecho, según la web www.dieselogasolina.com, el precio medio de la gasolina de 95 octanos, a día 13 de octubre de 2023, se situa en 1,759 euros el litro, mientras que el del diésel normal está en 1,940 euros, y la gasolina de 98, en 1,923 euros. Estas cifras no incluyen la subvención del gobierno de 20 céntimos el litro que estará disponible, al menos, hasta el 31 de diciembre de este año.
Lo cierto es que no hay una explicación clara sobre este fenómeno. No es una cuestión de impuestos, como se ha creído tradicionalmente. De hecho, según el último informe de la comisión europea, del 3 de octubre, pagamos un 38 % de impuestos por cada litro de gasóleo, lo que nos sitúa es una posición muy favorable respecto a otros países europeos.
Por otra parte, la teoría dice que la demanda del diésel debería de reducirse dada la tendencia del mercado de coches nuevos, cada vez con menor presencia de este tipo de motores. Pero la realidad es bien diferente: son las personas que no pueden acceder a un coche nuevo; de hecho, ni siquiera pueden acceder a un VO de menos de 10 años, cuyos precios están disparados. La solución es buscar unidades con más de una década, muchas de ellas equipadas con motores diésel que, por aquel entonces, superaba el 50 % de cuota de mercado.
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