
Parece que adquirir un vehículo con algún defecto de fabricación le puede pasar a cualquiera. Eso es lo que ha demostrado Dodge con una llamada a revisión que afecta a unidades del Dodge Charger fabricadas entre julio de 2010 y diciembre de 2011. A la compañía le toca reparar los fusibles del ABS y el control de estabilidad; no sólo eso, sino que tendrá que reordenar sus componentes para alejarlos del Modulo de Distribución de Energía, que corría el riesgo se sobrecalentarse con la disposición en la que los coches habían sido entregados. Además, también hace falta cambiar el cable de sujeción del alumbrado delantero, porque también puede ser propenso a sufrir recalentamiento.
David Dillon, responsable de Investigación y Campañas del grupo Chrysler, restó importancia a estos problemas, atribuyéndolos al uso extremo al que se ven sometidos los Dodge Charger de la Policía -altas velocidades, maniobras evasivas…-. Chrysler también ha confirmado que los defectos detectados no han causado ningún accidente.
Tradicionalmente, los coches de policía en Estados Unidos habían sido los Ford Crown Victoria. Pero el monopolio se le acabó gracias a la posibilidad que ahora ofrecen marcas como Dodge de adquirir la flota directamente al fabricante con todo el equipamiento específico de la Policía. Pero la inexperiencia de un constructor generalista con este tipo de dispositivos le ha jugado una mala pasada…