La conducción es una actividad que nos exige cierto grado de aptitudes psicofísicas y con el tiempo estas se van reduciendo. El primer pensamiento que deberíamos tener es la seguridad de todos en la carretera.
Saber con exactitud a qué edad deberíamos dejar de conducir es algo subjetivo, ya que cada caso particular es diferente a los demás. Tomar esta decisión es complicada ya que tiene que ver con la sensación que tenemos sobre nuestras propias habilidades.
Asumir las limitaciones que tenemos con la edad es el primer paso que debemos tomar, junto con las opiniones de médicos o familiares sobre nuestras capacidades. La vista, el oído y el aparato locomotor son los principales sistemas que nos ayudan a conducir con seguridad y con la edad van perdiendo eficacia. La vista se va deteriorando, el oído va teniendo mayor dificultad para percibir ciertas frecuencias y los reflejos y la fuerza disminuyen.
Por todo ello, es muy importante someternos periódicamente a revisiones médicas o darle una mayor importancia a los problemas que notemos en los sistemas de nuestro cuerpo que influyen en la conducción.
No es necesario dejar de conducir de un día para otro, se puede hacer de forma gradual y circular únicamente por trayectos conocidos, cuando hay luz diurna, llevar copiloto o evitar las condiciones climatológicas adversas.
Encontrar el momento para dejar de conducir es una decisión personal y subjetiva. Es un ejercicio de responsabilidad para toda la sociedad ya que a pesar de que no haya una ley que prohíba circular a partir de una edad, nuestro cuerpo y mente nos van a mostrar el momento en que debemos dejar de hacerlo.
