Mecánicamente no habrá ninguna diferencia respecto a su hermano de techo fijo: montará el mismo motor 5.2 FSI V10 de 560 CV y 540 Nm de par, aunque las prestaciones se verán ligeramente penalizadas: la velocidad máxima se quedará en 310 km/h, unos 10 km/h menos que el coupé. Al igual que a éste, Audi pondrá a dieta al Spyder para ahorrar alrededor de 90 kg de peso; para ello utilizará una estrategia similar, a base de disminuir el grosor de la carrocería de aluminio y del parabrisas y de emplear fibra de carbono para reforzar algunas zonas del coche.
De momento sólo tenemos los bocetos oficiales desvelados por la marca, pero en junio conoceremos su imagen definitiva durante las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, su puesta de largo oficial en un salón tendrá lugar en Frankfurt, en el mes de septiembre. Ahí podremos analizar con detalle si emplea tantos elementos exclusivos como el coupé.
En cuanto a su comercialización, a falta de confirmación oficial, parece que su fabricación estará limitada a 333 unidades, igual que el R8 GT, a un precio que rondará los 220.000 euros.
