
Y como llevar la estrella en el capó supone un mínimo de exclusividad -aunque estemos ante un coche ecológico-, el Clase A E-Cell dispondrá de un equipamiento similar al de su hermano con motor de combustión, incluyendo navegador, asistente de aparcamiento, climatizador bizona, faros bi-xenón y una interfaz denominada SmartCharge Communication, que informa sobre el estado de las baterías y es capaz de indicar el punto de recarga más cercano. Eso sí, no todo vendrá de serie. Estéticamente tampoco presenta grandes diferencias, si bien se han eliminado algunos elementos innecesarios, como los tubos de escape, y se han reducido las entradas de aire del frontal.
200 km de autonomía
El nuevo Clase A E-Cell se moverá gracias a un motor eléctrico con una potencia estable en 68 CV, aunque puede alcanzar picos de potencia de hasta 95 CV. Este propulsor se alimenta gracias a un paquete de baterías de ión-litio, con la que obtiene una autonomía de unos 200 km, más que la mayoría de los modelos ya confirmados, que suelen moverse sobre los 140 km. Estas baterías se refrigeran mediante un sistema líquido, una mezcla de agua y glicol, controlada electrónicamente -en los motores de combustión se suele utilizar el glicol como aditivo anticongelante para el agua del radiador y también es el principal compuesto del líquido de frenos-.
Para cargar las baterías por completo se necesita un total de 8 horas en un enchufe convencional de 230 V, si bien la espera se puede reducir a 3 horas en una toma de 380-400 V, como la de los postes de las ciudades.
Antes de que finalice el año saldrán al mercado las primeras unidades. De momento serán sólo 500, que se ofrecerán en leasing en mercados como el alemán, el francés y el holandés. Según funcione este experimento, la producción aumentará o no.