
Uno de los problemas a resolver en este tipo de coches era establecer la responsabilidad en caso de accidente. En Nevada, han adoptado la solución lógica: El responsable será la persona propietaria, cuyo carnet de conducir esté asociado al del coche que haya sufrido el incidente. Los legisladores de Nevada aseguran que, para confeccionar la ley, han contado con el asesoramiento de Google, fabricantes, aseguradoras, probadores… De esas consultas surgen normas como la que aplica las mismas tasas límite de alcohol en sangre a los que circulen con estos coches que al resto de conductores.
De este modo, se confirma el éxito de la presión ejercida por Google para que Nevada autorizase la circulación de esos vehículos, permitiendo al gigante de Internet probarlos en carretera abierta y popularizarlos, sobre todo como posibles vehículos compartidos.
De momento, las empresas que quieran tener pequeñas flotas de estos vehículos deberán pagar unas tasas de entre 1 y 3 millones de dólares. Tendrán que circular con una matrícula roja, distinta a la verde que llevan los vehículos del estado de Nevada. Ésta última sólo la conseguirán cuando demuestren que pueden circular sin problemas. También deberán llevar en todos los casos conductor y acompañante, para asegurarse de que ante cualquier imprevisto alguien va a tener el control.
Un coche autónomo utiliza sensores de radar y sistemas de localización GPS para detectar las cosas que tiene a su alrededor, sean vehículos u objetos inmóviles. Para saber más al respecto, en este enlace tienes un buen ejemplo.