Adrenalina equilibrada
El Ninja 1.100 es un «niño de buena familia», pues Feloz Car es el principal importador de buggies off-road en nuestro país, pero su buena reputación no se puede achacar a su nombre. A los mandos del Ninja 1.100 se siente ese aporte de adrenalina que se suele pedir a este tipo de vehículos, aunque en una medida muy compacta. Cuando lo vemos por primera vez y comprobamos que lleva un motor de 1.100 cm3 podemos pensar que se trata de un buggy ingobernable o que es solo para profesionales. Nada más lejos de la realidad. Este vehículo es noble y equilibrado, cuenta con una relación de marchas algo lentas por los desarrollos del cambio, aunque la primera y la segunda marcha te pueden ofrecer una buena sensación de velocidad. Su precio es muy competitivo dentro del segmento -sobre todo teniendo en cuenta el nivel de calidad que ofrece-, algo importante en este momento, en el que pesa mucho lo relativo al bolsillo. Preparado para diferentes usos, se ofrece en tres versiones: Dakar, Racing e Ibiza, además de incorporar distintos accesorios de personalización. Cómodo y sencillo Está construido sobre una cuna de chasis tubular con un motor de carburación de cuatro tiempos. La caja de cambios es de cuatro marchas y tiene diferencial trasero. Las suspensiones independientes, no es que sean espectaculares, pero sí resultan lo suficientemente buenas como para no sufrir fatigas a la hora de disfrutar en pistas muy reviradas. Los asientos, de tipo baquet, son muy cómodos y envolventes. Disponen de cinturones de cuatro puntos que sujetan perfectamente a los dos pasajeros. Tanto la posición del asiento como la del volante son óptimas y permiten una buena visibilidad. La palanca de la caja de cambios está ubicada entre los dos asientos, pero hay que hilar fino a la hora de engranar las velocidades porque la palanca es corta. La instrumentación resulta sencilla, cuenta con lo básico y destaca su display de fácil lectura que ofrece toda la información necesaria. La iluminación delantera consta de cuatro faros, dos integrados y dos auxiliares que se le han colocado por temas de homologación. En la parte delantera llama la atención el cabrestante de serie, muy útil, al tratarse de un buggy tracción trasera. La rueda de repuesto está situada sobre el arco de seguridad, justo debajo se encuentra una práctica baca portabultos en la que, con ayuda de una maleta, podremos llevar todo lo necesario. El conjunto se completa con un sistema de frenos de disco que sujetan el vehículo con garantías. Cuenta con llantas de aluminio y neumáticos off road. En general, es una buena opción de compra, ya que, por 8.200 euros, puedes tener un auténtico buggy de gran cilindrada. |
Por dentro y por fueraSe ha cuidado mucho la postura de conducción que resulta perfecta. Los asientos tipo baquet, son cómodos y tienen cinturones de cuatro puntos. Para su homologación como cuadriciclo, los espejos retrovisores son, de serie, de gran tamaño. |
Cómo vaEl cabrestante viene instalado de serie, algo muy útil para sacar de apuros a este buggy cuya tracción es trasera. Los frenos de disco son eficaces pero tal vez los latiguillos estén demasiado expuestos. Todo va bien ubicado y anclado. Los amortiguadores son mejorables; pecan de básicos. Su gran anchura entre vías le permite tener un portaequipajes, bajo la rueda de repuesto, y debajo, el depósito de combustible. Se ofrece en tres versiones y dispone además de un amplio catálogo de accesorios para personalizarlo. |
Ficha Técnica
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Por fuera
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