A simple vista no parece que haya muchas diferencias respecto al monoplaza del año pasado, aunque si lo analizamos más de cerca encontramos importantes cambios, sobre todo para adaptarse al nuevo reglamento. Desaparecen el doble difusor y el conducto F, prohibidos en 2011, mientras que se ha introducido un alerón trasero móvil controlable mediante un sistema hidráulico. Otro de los recién llegados es el KERS, un dispositivo que ya vimos en acción en 2009, pero que no se utilizó durante la última campaña. De buen seguro, los ingenieros de la Scuderia han tenido que trabajar duro para conseguir un buen reparto de pesos, ya que al KERS hay que sumar un tanque de combustible mucho mayor que en 2009, donde todavía estaban permitidos los reportajes.
Vemos un morro más elevado que en el F10, los nuevos neumáticos de Pirelli y algunas modificaciones para mejorar la seguridad del piloto, sobre todo para proteger las piernas. Por lo demás, el diseño exterior se mantiene casi sin variaciones, con los colores rojo y blanco como principales protagonistas.
Ferrari advierte, sin embargo, que el monoplaza aún no está listo, ya que se irán introduciendo mejoras a lo largo de los test de pretemporada. De momento, la semana que viene, probarán el comportamiento de los nuevos Pirelli en Valencia, para más tarde seguir realizando pruebas en el circuito propio de la marca. Por lo tanto, el coche que veremos en la primera cita del Mundial diferirá un poco del que hemos conocido hoy.
