En enero de 1980, Fiat presentó el Panda, el sustituto de los 126 y 127, diseñado por Giugiaro. De inicio, dispuso de carrocería de tres puertas, cabrio y comercial; esta última denominada Van y, desde junio de 1983, de una versión 4×4.
Urbano barato y práctico…
Esas eran las premisas de Fiat al fabricar el Panda. Así, el respaldo de las plazas traseras se podía ajustar en siete posiciones -se convertía en una cama o se ampliaba la capacidad del maletero- y todos los cristales eran rectos -más baratos de fabricar que unos curvos-.
¿Una curiosidad? Los asientos del cabrio eran impermeables.
Sólo disponía de dos versiones
La 30 -adaptaba un motor de 30 CV- y, desde 1982, la 45 -de 45 CV-.
Un todo terreno camuflado
En junio de 1983, Fiat presentó el Panda 4×4. Era el modelo más exclusivo de la gama y estrenó un propulsor de 48 CV -procedía del modelo italiano Autobianchi A112– y un cambio manual de cinco marchas.
Tenía tracción total y su ligereza le permitían superar pendientes y desniveles de hasta el 45%.
Restyling
En enero de 1986, el Panda recibió su primer restyling: estrenó la familia de motores Fire de gasolina con 45 y 50 CV y un 1.3 diesel de 37 CV, una nueva suspensión trasera y, en el interior, mejoró el diseño y la calidad de los plásticos.
Rivales
Competía con el Citroën 2CV y los Renault 4 y 5 TL.
Su primo español
Desde 1983, Seat fabricó el Panda. Era idéntico al modelo italiano salvo por la parrilla y porque, detrás y delante, llevaba los logos de la marca española ; además, el modelo de Seat era unos 500€ más barato.
Como Clásico
No es difícil encontrar uno -desde 1.200€-; el 4×4 puede costar de 3.000 a 6.000€.
Por dentro
Discreto y muy simple
Carente de cualquier lujo, el interior del Panda era robusto y muy sencillo.
Un pequeño cuadro de instrumentos informaba al conductor de lo indispensable: velocímetro y testigo de iluminación, intermitentes y reserva de combustible.
No disponía ni de equipo de sonido ni de guantera y el salpicadero iba forrado en la misma tela que la tapicería.
La comodidad era limitada -escasa anchura-, sobre todo en las plazas traseras. Su digno maletero de 272 l, crecía hasta 1.080 l al plegar el respaldo trasero.
Así iba
Las prestaciones eran justitas… aunque razonables para su nivel de potencia: apenas alcanzaba los 115 km/h -30 CV- y los 140 km/h -45 CV-. Eso sí, el consumo era reducido: 6,2 litros/100 km -30 CV- y 6,5 l/100 km -45 CV-.
Conclusión
Al Panda se le puede considerar un claro ejemplo de modelo urbano. Sus reducidas dimensiones, un consumo bajo o un coste de adquisición y mantenimiento barato lo convertían en el vehículo ideal para desplazarse a diario por la ciudad.
Adaptaba unos motores robustos y tenía versiones polivalentes, como el 4×4 o el cabrio. Una anécdota: Carlos Sainz se alzó con la victoria en la Copa Panda de rallyes de 1981 pilotando un Panda 45 -fue su segundo coche de competición-.
Compacto de referencia…
Lo bueno… Destacaba por su bajo precio y por un mantenimiento económico, además de por una dirección ágil, un peso reducido -algo que le ayudaba a registrar unos consumos ajustados-, una caja de cambio con un recorrido de la palanca corto y por un maletero bastante aceptable para sus reducidas dimensiones.
Y lo malo… La insonorización interior era mejorable -por el ajuste del portón trasero- así como la suspensión -demasiado dura e incómoda-. Su reducido peso provocaba que el Panda fuera demasiado sensible al viento lateral. Las bombillas de los faros delanteros se fundían con facilidad y los frenos de tambor traseros chirriaban.
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FICHA TECNICA
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