Con esta operación, el grupo italiano aumenta su participación en Chrysler hasta el 53,5%, por lo que ya maneja los designios del gigante norteamericano a su antojo. En el caso concreto de Canadá, Fiat ha adquirido el 1,5% que estaba en poder del ejecutivo de aquel país por 125 millones de dólares -88 millones de euros-, mientras que ha hecho lo propio con el 6% que estaba en manos del Tesoro de Estados Unidos, a quien tendrá que abonar 500 millones de dólares -unos 350 millones de euros-. Se cierra así una operación ya firmada a principios de junio, cuando el Tesoro y Fiat alcanzaron un acuerdo para la venta de estas acciones. De esta forma, el gobierno americano se desentiende de Chrysler después de recuperar 11.200 de los 12.500 millones de euros empleados para evitar la quiebra de la compañía. Los 1.300 millones restantes se han perdido para una buena causa: mantener abierta una de las compañías automovilísticas con mayor peso en el país.
¿Se parará aquí el hambre de Fiat? Todo parece indicar que no. La compañía que dirige Sergio Marchionne tiene previsto hacerse con otro 5% antes de que termine el año, por lo que su participación se elevará hasta el 58,5% del capital.