En las carreteras muy transitadas, que son habituales en toda Europa durante las vacaciones de verano, se producen a menudo los llamados atascos fantasma, que surgen, aparentemente, de la nada. Estos frustrantes atascos son causados fácilmente por factores humanos como, por ejemplo, incorporarse al tráfico sin señalizar, distracciones al volante, malos hábitos de conducción y malos tiempos de reacción, o frenazos innecesarios.
Ahora, Ford e investigadores de la Universidad de Vanderbilt, una universidad de investigación privada de Tennessee, EE.UU., han demostrado que estas retenciones podrían reducirse con el uso generalizado de la tecnología de Control de Crucero Adaptativo (ACC).
La tecnología de Control de Crucero Adaptativo (ACC) permite reducir la velocidad y acelerar automáticamente para mantener el ritmo del vehículo que circula delante sin fatigarse ni distraerse. «Animamos a los conductores que tienen Control de Crucero Adaptativo a que lo usen durante sus trayectos de verano con la esperanza de que esta tecnología inteligente pueda ser el primer paso para facilitar los viajes», explica Torsten Wey, gerente de Asistencia al Conductor y Tecnología de Seguridad de Ford Europa.
El Control de Crucero Adaptativo tiene la clave
Para más pruebas, Ford realizó un experimento en una pista de pruebas cerrada donde 36 conductores simularon el tráfico normal de la carretera usando la tecnología de Control de Crucero Adaptativo y posteriormente sin ella. El resultado fue que los vehículos que utilizan el Control de Crucero Adaptativo reducen el impacto que supone frenar más que los vehículos que no llevan la tecnología activada.
Además, un proyecto de investigación conjunto anterior financiado por la UE y dirigido por el Centro de Investigación e Innovación de Ford en Aachen (Alemania) llegó a la conclusión de que los vehículos equipados con la tecnología de Control de Crucero Adaptativo y de Alerta de Colisión directa podrían ayudar a prevenir o mitigar los efectos de más del 5% de los accidentes en las autopistas, ahorrar a los conductores más de 3 millones de horas al año atrapados en el tráfico y reducir en un 3% el consumo de combustible de los turismos.