El T abordó caminos intransitables

Ford, en los albores del todoterreno

Victor Carrasco
Victor Carrasco

Henry Ford concibió un vehículo robusto, ágil y económico. El mítico T fue un modelo que revolucionó el mercado del automóvil y que, además, surcó los caminos más difíciles.


Según un censo elaborado en 1905, el número de automóviles que surcaban los Estados Unidos era de 77.000; para 1925 el número de automóviles de pasajeros registrados había crecido hasta los 17,5 millones. Uno de los principales, si no el principal, responsables de este aumento fue Henry Ford, junto con su pasión por el automóvil, cristalizada con el lanzamiento del modelo T en 1908.

Este vehículo, conocido como «Tin Lizzie» (la lata Lizzie) estuvo vigente hasta 1927, año en que cesó su producción después de haberse producido más de 15 millones de unidades. Este hito le permitió ostentar el récord de automóvil más vendido de la Historia, hasta 1972, año en que fue superado por el Volkswagen Escarabajo.

Asentando las bases del proyecto

Henry Ford comenzó en la industria automovilística acompañado de unos socios que pretendían crear un modelo que generase grandes beneficios, mientras que él tenía como principal objetivo la fabricación de vehículos baratos pero a gran escala, destinados a una masa social que, hasta entonces, no podía permitirse el lujo de comprarse un coche. Los primeros autos no llegaron a las expectativas marcadas, lo que propició que los responsables de la empresa buscaran una salida para poder renovarla y conseguir darle un prestigio internacional: las carreras.

Ford T mosdificado

Los éxitos no se hicieron esperar, y pruebas como la World Championship condujeron a la creación de una nueva entidad, la Ford Motor Company, en la que Henry Ford era el máximo protagonista. Más adelante y gracias a su perseverancia, tomó el control total de la empresa y vendió su primer automóvil, haciendo realidad sus deseos. De ese paso nacieron otros modelos, como los A, B, C y N, de producción artesanal, pero aun así más baratos que los de la competencia, lo que llevó en 1906 a la fabricación de 100 unidades diarias.

Dos años después se inició la fabricación del T, un modelo innovador que montaba el volante a la izquierda y no en el centro, algo que copiarían las demás marcas en un corto espacio de tiempo. Equipaba un motor de gasolina de cuatro cilindros que formaba una sola unidad con el cárter y el cigüeñal, para lo que empleaba una ligera y resistente aleación de acero y vanadio. Esta mecánica erogaba 20 CV de potencia y permitía conseguir unas prestaciones de 70 km/hora. En principio, no llevaba ni puertas ni techo (se añadirían en ediciones posteriores), pero montaba un novedoso parabrisas.

AR51 1900M «Matta», la «locura» de Alfa Romeo

Al inicio de su fabricación empezó a ofrecerse por 825 dólares, un precio bastante más asequible que el de la mayoría de sus competidores. Pero en 1913, Ford instauró el sistema de producción en cadena y limitó la oferta de colores al negro, ya que era el más barato; sólo entre 1908 y 1913 y entre 1926 y 1927 se fabricaron T de otros colores. Ello redundó en menores costes de producción, lo que provocó que el T llegara a costar sólo 250 dólares.

Entonces sus ventas se dispararon, y en 1918 la mitad de los automóviles de EE.UU. fueron Ford T. Entre los hitos de este modelo se cuenta también el de ser el primer automóvil global, ya que llegó a fabricarse de forma simultánea en EE.UU, Canadá, Reino Unido, Alemania, Argentina, Bélgica, México, Brasil, Francia, Dinamarca, Noruega, Japón e, incluso, España.

Ford T preparado para la nieve

Una excelente base de preparaciones

El Ford T no era un 4×4, aunque como casi todos los vehículos de la época había de comportarse como un todoterreno. Ya de serie ofrecía un gran nivel de tracción, pero aun así recibió numerosas adaptaciones destinadas a mejorar sus capacidades en determinadas facetas. Entre ellas destaca la ideada por Jesse F. Livingood. Este ingeniero de Pennsylvania concibió en 1914 (cuando sólo contaba 20 años) una conversión del modelo a 4×4 que mejoraba considerablemente sus capacidades motrices en las precarias vías de la época.

La idea era muy buena, de fácil aplicación y eficaz en su funcionamiento, pero salía bastante cara al no tratarse de una opción de fábrica, llegando a costar la conversión casi tanto como el mismo vehículo, por lo que se popularizó entre los propietrios del T el dicho de que «el Ford T Livingood estaba muy bien, pero era mucho más barato atascarse».

Ford quiso comprar el proyecto, pero sin que Livingood pudiese vender los equipos a través de los concesionarios oficiales como un accesorio autorizado, tal como era su intención. No lograron ponerse de acuerdo, las negociaciones se rompieron y Ford siguió su camino mientras que Livingood continuó perfeccionando su mecanismo en varios modelos americanos hasta bien entrados los años 30. De hecho, estuvo montando el kit en unidades del Ford T durante toda su vida, e incluso su hijo James siguió instalando el conjunto en modelos T de coleccionistas hasta bien entrados los años 80.

Ford T subiendo escaleras

Una idea esencialmente igual a la de Livingood es la que desarrolló, en los años 40, la empresa Marmon-Herrington con las adaptaciones 4×4 que diseñaron para gran cantidad de modelos americanos, entre ellos los pick up de Ford, que, esta vez sí, ofrecían el kit 4×4 como accesorio de postventa. Hoy día Marmon-Herrington es un gran grupo empresarial especializado en todo tipo de transmisiones para sistemas de tracción total.

Ford no fabricó vehículos 4×4 en serie hasta 1959 con el F-250, excepción hecha de las 1.500 unidades del GP producidas a partir de 1940 para abastecer al Ejército norteamericano con motivo de la II Guerra Mundial.

Daimler Dernburg Wagen: El primer 4×4 de pasajeros

Transformación del «T» en 4×4

Sí, existió una versión con tracción total del Ford T. Fue una patente de Jesse F. Livingood, el cual empezó a comercializar el kit de conversión 4×4 en 1914 para hacer del modelo de serie un tracción a las cuatro ruedas, algo insólito si se tiene en cuenta que esta opción estaba limitada a vehículos de gran volumen, como por ejemplo a camiones 4×4.

Consistía en un eje de transmisión delantera derivado del trasero del modelo estándar, un muelle frontal revisado y algunas piezas que lo reforzaban para poder ser un tracción total. Los primeros kits empleados usaban una caja tránsfer de una sola relación, para más adelante dar paso a otra, firmada por Warford, que contaba con dos o tres velocidades. Además, la conversión incluía un diferencial central bloqueable al 100%.

Ford T equipado con el kit 4x4 de Livingood.

FORD T «Livingood»(1914)

  • Motor: Gasolina, 4 cilindros
  • Cilindrada: 2.896 cm3
  • Potencia máx.: 20 CV a 1.600 rpm
  • Tracción: Total conectable
  • Cambio: Manual, 2 velocidades
  • Tránsfer: 1, 2 ó 3 velocidades
  • Suspensión: Ballestas transv. del. y tras.
  • Frenos: Tambor en eje trasero
  • Long./anch./alt.: 3.450/1.670/1.760 mm
  • Neumáticos: 30 x 3.5
  • Peso en vacío: 540 kg
  • Vel. máxima: 70 km/h

Ford T, coche nacido para la competición

Ford T Transoceanica 1909

Con motivo de la Exposición Alaska-Yukon-Pacífico de 1909, el 23 de junio de ese año llegaba a la meta de Seattle una carrera automovilística que había partido 23 días antes de Nueva York; un enorme desafío por la trascendencia y la dureza de la prueba para todas las marcas participantes en el evento. Duró 23 días, y en ella se congregaron más de 35 vehículos, siendo sólo seis los que llegaron a la línea de meta, dos de ellos de Ford. Su ganador fue Bert Scott (en la imagen superior), el cual posa sentado dentro de su vehículo Ford T junto al dueño de la compañía, Henry Ford. Gracias a su victoria, el piloto se embolsó 2.000 dólares de la época.

El gran protagonista

Henry Ford y Ford T

Henry Ford (1863-1947). Hijo de un inmigrante irlandés y de una norteamericana, es el fundador del imperio que hoy es Ford Motor Company. En 1876 vio por primera vez un locomóvil, una máquina de vapor con capacidad automotriz. Desde entonces, se trasladó a Detroit, trabajando en puestos de aprendiz para luego ingresar en la universidad, en la que estudiaría contabilidad, métodos empresariales y diseño mecánico. Un hecho fundamental fue trabajar en la central eléctrica de Detroit, que le facilitó poder crear el primer vehículo rudimentario de Ford: el Quadricycle. Este hecho dio como resultado la fundación de Ford Motor Company en 1903, junto a otros 11 socios, para hacerse con el 100% de la empresa 16 años después.