Fornasari Racing Buggy V8

Se respira en el ambiente de sus talleres, se aprecia en los detalles de sus máquinas y se expresa sin tapujos muy especialmente en su modelo más extremo, el Racing Buggy, un aparato con líneas de transformer y disponible en versión competición o, como dicen en la casa, stradale, de la que ya se ha construido media docena de unidades.

Nos subimos al prototipo

Nuestra toma de contacto tiene lugar precisamente con el prototipo, una unidad de experimentación en la que se han ido probando todas las soluciones de chasis, motor y transmisión -básicamente evolucionados a partir de la estructura del Fornasari RR 600– y que en el momento de la prueba cuenta con motor V8 Turbo de 6,2 litros de cilindrada, 650 CV y 800 Nm, caja manual y tracción trasera… ¡800 Newton metro en las ruedas de atrás! Inquietante, cuanto menos, sobre todo con un cielo nublado que amenaza lluvia.

Por dentro del laboratorio rodante apenas hay revestimientos y quedan a la vista tubos de acero, marañas de cables, clemas, fusibles…

Nada más arrancar, el rugido metálico del poderoso propulsor Chevrolet recuerda el petardeo de una Harley y transmite vibraciones ásperas, típicas de un auténtico coche de carreras, con su mecánica atornillada a hueso, sin apenas silent-blocks.

El motor es el mismo del deportivo Corvette, pero sin limitadores, para permitir una entrega total de potencia y alcanzar una velocidad máxima que, teóricamente, podría llegar a superar los 300 km/h.

El aullido de la transmisión Borg Warner de dientes rectos también acompaña a la sensación de estar a los mandos de una máquina diseñada para correr.

Por dentro y por fuera

Artesanal...Observando el «macho» con el que se fabrican los moldes para la carrocería , así como el chasis tubular (abajo), uno se da cuenta de la exclusividad de estos 4×4.

Secretos…Giuseppe nos enseña los secretos de su última «criatura». Una de las ventajas del Racing Buggy es su chasis más corto y ligero que el del RR 600, en el cuyo diseño original está basado.

Prototipo…El interior ofrece un buen aspecto para tratarse de un prototipo, empleado esencialmente para probar diferentes soluciones que serán posteriormente aplicadas a las unidades de producción. El odómetro delata que este TT ha sido bautizado en competición.

Analógico…El mundo de Fornasari es analógico, sin más electrónica que la meramente imprescindible. Al contrario que en la carrocería, el metal reemplaza al plástico en los guarnecidos.

Manual…El cambio puede ser manual o automático. La caja Borg-Warner ha de enfrentarse a más de 800 Nm de par motor.

Exclusiva: también Quattroporte

Ya está prácticamente lista una nueva versión con batalla larga y carrocería cuatro puertas que Giuseppe Fornasari se atreve a llamar «el Hummer del futuro».

Muy pronto podremos informaros más en profundidad sobre esta curiosa máquina, de aspecto más racional que el extremo 2 puertas. ¿No te recuerda al Lamborghini LM-002?

Competición…Numerosos detalles delatan que este buggy no es un automóvil convencional. Algunos ajustes, como el de las bisagras del portón, delatan que estamos ante un prototipo.

Motor «gordo»…En el momento de realizar la prueba, el prototipo montaba el V8 6.2 sobrealimentado, que desarrolla 650 CV y 800 Nm. El reenvío de par al tren delantero había sido desconectado, lo que daba más emoción a la conducción.

Cables…Una derivación había obligado a revisar la arquitectura eléctrica; de ahí que encontráramos esta maraña de cables.

Cómo va

La bestia despierta

Un escalofrío me recorre la nuca cuando acaricio el pedal del acelerador para ver por dónde respira la bestia.

La respuesta es inmediata y sobre el suelo de asfalto, recién mojado por un pasajero chaparrón, la zaga responde con un ligero intento de escapar. ¡Y eso que vamos en recta! Echo de menos la tracción total…

Sale de nuevo el sol y, en la pista de tierra, el genio inquieto del potente TT permite jugar con el acelerador para forzar derrapajes, apoyos y contra-apoyos sin apenas volantear. Pero es necesario un período de aprendizaje para adivinar hasta dónde hay que dar gas sin que el culo del coche nos adelante.

A partir de ese momento, comienza la verdadera diversión.

El Racing Buggy parece flotar ingrávido, como una pluma.

Y apenas se inmuta al pasar por zanjas y tramos rotos mientras la suspensión independiente -dobles triángulos superpuestos idénticos en cada rueda- copia cada irregularidad del terreno sin permitir en ningún momento que los neumáticos pierdan su contacto con el suelo.

Y resulta tan impresionante la catapulta de la aceleración, como la capacidad de frenada. Pero, insisto, por mucho que se ofrezca como opción, no acabo de ver el sentido de una versión sólo con tracción atrás.

Con un reparto de la energía más equilibrado se suaviza el empujón entre las cuatro ruedas y se permite una conducción más efectiva. Será interesante ver cómo se comporta con el motor V6 Turbodiésel, de «sólo» 300 CV. ¡Uf!

Ficha Técnica

Atento a: La tapicería es de cuero, y los paneles son de aluminio pulido, con una instrumentación de estilo clásico, con relojes analógicos, navegador…

Y opcionalmente cualquier cosa que desee el cliente. La personalización es precisamente una de las bazas que juega este constructor.

Decide bien qué uso vas a dar a tu Fornasari Racing Buggy. Si te dejas encandilar por la potencia, puedes elegir una máquina de difícil manejo, sólo apta para pilotos con muy buenas manos.

La opinión TT

He aquí un auténtico depredador capaz de acometer desafíos del calibre de un Dakar. Aunque para tal fin no apostaríamos por la versión más potente. Es muy probable que la básica opción turbodiesel, que ya entrega unos nada desdeñables 300 CV (los que venían a rendir los «Mitsu» de carreras) resulte más que suficiente. Pero si lo que buscamos es un sprinter capaz de «fumigarse» un juego de ruedas en menos de lo que se santigua un cura loco, a por ello: también hay de eso en la gama.

Bowler Nemesis

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