Con una longitud de 4,33 metros, una anchura de 2 m y una altura de 1,70 m, la estética del Fornasari Racing Buggy se caracteriza por sus líneas rectas y angulosas, que le dan un aspecto musculoso. Las puertas pueden ser rígidas €en fibra de carbono– o flexibles y desmontables €de piel-, al más puro estilo buggy. Las llantas de 23 pulgadas son opcionales.
Su interior puede albergar cuatro ocupantes y el cliente lo configura a la carta. La capacidad del maletero es de 400 litros, y se abre mediante una doble puerta.
El cliente podrá escoger el chasis que prefiera entre dos posibilidades: Solicitar el basado en el Chevrolet TrailBlazer o decantarse por uno tubular como el del resto de modelos de la marca italiana. Si se opta por el del TrailBlazer, habrá que elegir entre un motor diésel 2.8 de 180 CV y un gasolina 4.2 de 250 CV. La tracción de estos Racing Buggy es total conectable. En cambio, para el chasis tubular €cuyas versiones, con un peso de 1.700 kg, pesan 200 kilos menos que los Racing Buggy con chasis de GM-, el propulsor podrá ser un V6 turbodiésel de 250 CV o un 6.2 V8 de 500 CV€ procedente del Chevrolet Corvette; con él, la velocidad máxima alcanza los 280 km/h, si bien el consumo es algo elevado: 15 litros a los 100 km. Los Racing Buggy tubulares tienen tracción total permanente. Todas las versiones del Racing Buggy cuentan con cambio manual de seis velocidades, mientras que el automático es opcional.
Los precios del Fornasari Racing Buggy partirán de los 98.556 euros de la versión más básica, llegando a los 286.000 euros del tope de gama. Pero aunque tengas el dinero, tendrás que hacer frente a una lista de espera de entre tres y seis meses.