De esta manera, aquellos conductores que no cuenten con un alcoholímetro en el habitáculo serán multados con 11 euros y la pérdida de un punto del carnet de conducir. Ahora bien, hasta el 1 de noviembre los agentes sólo recordarán su obligatoriedad, pero no comenzarán a sancionar. Los franceses pueden elegir entre dos tipos de alcoholímetro: El químico desechable cuesta entre 1 y 3 euros pero sólo sirve para medirse el nivel de alcohol una vez; el electrónico tiene un precio de entre 200 y 500 – pero puede ser utilizado cientos de veces. Como era de esperar, ahora hay problemas de suministro en sus puntos de venta -farmacias, supermercados, tiendas de repuestos…-. Y pasarán semanas hasta que vuelvan a estar disponibles.
Según el portavoz de los Servicios de Seguridad Vial franceses, en el país vecino un 30,8 % de los accidentes se produce por conducir bajo la influencia del alcohol, un p0rcentaje muy superior al de otros países -en Gran Bretaña es un 17 % y, en Alemania, un 10 %-, «mientras que el consumo de alcohol por habitante en los tres países viene a ser casi idéntico».
La lucha contra el exceso de alcohol al conducir no es algo nuevo en Francia: Desde hace seis meses, las discotecas y los pubs cuentan con alcoholímetros químicos o electrónicos que, con el lema «Sople y sabrá», invitan a los clientes a descubrir su grado de alcohol en sangre antes de abandonar el local y salir a la carretera.
La tasa máxima de alcohol permitida en Francia es la misma que en España: 0,25 miligramos por litro de aire espirado o 0,5 gramos por litro de sangre.
