
La G4 Challenge de Land Rover no se celebrará. La firma de Gaydon no se
sustrae a la crítica situación económica mundial y ha decidido
establecer prioridades, dedicando sus esfuerzos promocionales al
lanzamiento de nuevos modelos, según ha declarado en un comunicado Phil
Popham, director general de Land Rover.
Esto significa que la gran aventura que ha involucrado a 18 países y
miles de candidatos ha visto un final anticipado, si bien la marca
mantendrá su compromiso con la Cruz Roja Media y Luna Roja en lo que
respecta a su apoyo a esta sociedad. La G4 Challenge fue utilizada como
vehículo para la captación de fondos, con el objetivo de lograr dos
millones de libras esterninas (que con la caída de esta divisa se
traduce en 2.141.000 euros) en el transcurso de las dos próximas G4.
Lo que no ha quedado claro es si se trata de un adiós definitivo a la
aventura. La iniciativa, que arrancó con fuerza en 2003 en un intento
de reavivar los rescoldos del Camel Trophy, no encontró continuidad
hasta 2006 y, de nuevo, quedó en suspenso hasta 2009…
En esta ocasión el gran acontecimiento, mezcla de deporte y aventura,
tendría su arranque en Mongolia y ya estaban en marcha todos los
preparativos para su realización. Como innovación, la tercera edición
de la G4 tenía prevista la participación de equipos nacionales mixtos,
es decir, compuestos por un chico y una chica, y cada país había
celebrado ya la selección de sus cuatro candidatos finales, entre
quienes se haría la selección final de dos titulares y dos sustitutos
el próximo mes de febrero en Inglaterra.
Por parte española resultaron elegidos Laura Roca, Mónica Batalla,
Xavier Juliá e Íñigo Urízar, quienes mostraron su idoneidad después de
una intensa competición de dos días en las instalaciones Land Rover
Experience en Las Comas, cerca de Manresa. Allí se vieron las caras 15
chicas (hubo tres bajas de última hora) y quince chicos.
Las pruebas (con una parte de formación y otra de competición)
sirvieron para conocer un poco más a cada participante: su nivel de
inglés (idioma común en la G4), su forma física (mediante carreras a
pie y en bicicleta), su fuerza y autocontrol (a través de ejercicios de
escalada, rápel y tirolina), su capacidad de orientación (sobre el
papel, a pie y a bordo de vehículos todoterreno), estrategia y trabajo
en equipo (en juegos de ingenio y liderazgo) y, por supuesto, manejo TT
(en recorridos trialeros).
La gran prueba física fue el «Eliminator», una dura carrera nocturna en
bici de montaña, por un circuito iluminado por los focos de coches. En
cada manga (alternativamente chicos y chicas) eran eliminados los
últimos/últimas en llegar, de forma que la final de cada categoría fue
un puro mano a mano entre los dos supervivientes. Sencillamente
espectacular.
Pero la prueba estrella fue el rescate nocturno de sendos vehículos
Land Rover (un Defender y un Discovery) a motor parado y a través de un
obstáculo artificial que simulaba un río. Los participantes, divividos
en dos equipos debían construir puentes y aplicar lo aprendido en la
clase teórica de manejo de artilugios de rescate (planchas, tráctel,
grilletes, palas, eslingas, poleas…) para vencer el barro y la
pendiente de la orilla; al principio con algunos remilgos, pero al
final hundidos hasta la cintura en el agua sucia y helada; todos
trabajando al unísimo, organizándose y repartiéndose funciones sobre la
marcha, amarrando y enganchando, tirando y empujando, resbalando y
cayendo, perdiendo material y buscándolo a tientas en el fondo del
río… Como en los mejores tiempos.
Pero habrá que esperar, de momento, a que las aguas vuelvan a su cauce.


