Galicia E-Weekends V: Gastro pueblos gallegos conectados

Hay nombres que nos llevan a los gastro placeres y en Galicia tenemos varios lugares. Padrón es mucho más que sus pimientos. Hogar de grandes escritores como Rosalía de Castro y Camilo José Cela, cerca de la ría de Arousa encontraremos este importante núcleo cultural gallego, punto de origen de la denominada Ruta Rosaliana y […]

Hay nombres que nos llevan a los gastro placeres y en Galicia tenemos varios lugares. Padrón es mucho más que sus pimientos. Hogar de grandes escritores como Rosalía de Castro y Camilo José Cela, cerca de la ría de Arousa encontraremos este importante núcleo cultural gallego, punto de origen de la denominada Ruta Rosaliana y una gran cantidad de pazos típicamente gallegos. Si a esto unimos la belleza de su Jardín Botánico, considerado Monumento Artístico Nacional, la población se convierte en un destino perfecto.

La tranquilidad de su bonito y personal casco viejo hablan de la profunda tradición jacobea de la localidad. El peregrino, que no siempre necesita perdón, también puede recorrer esta ruta con el Peugeot 2008 “made in Galicia”. En la zona ya existen varios lugares públicos para cargar nuestro vehículo.

Para esa escapada costera es fácil coger la AG-11 y más tarde la DP-7202 rumbo a Rianxo. Nos acercamos a la costa en busca del mar y todo el sabor y el olor de las Rias Baixas. Las ruinas del castillo de la Luna ya proporcionan desde el principio ese aire romántico a la localidad. Una fortaleza medieval que sirve de escenario a la leyenda de dos amantes y que es perfecto como punto de partida de numerosas rutas de senderismo que combinan la naturaleza y lo cultural, como la ruta arqueológica que atraviesa pazos, castillos y los misteriosos bosques que circundan el río. Si preferimos las alturas, podemos “escalar” hasta el mirador de Pico Muralla, que nos permite ver la totalidad de la ría de Arousa. El nombre casi sabe a mar, a marisco y barcos de pesca que parecen vivir en una eterna actividad.

Restaurantes y tiendas hablan de pescado como su gran referente. Algunos también recordamos aquellos míticos bocadillos al salir del colegio con las conservas apretadas entre el pan. Es la Galicia de verdad.

Esa misma AG-11 nos lleva desde Rianxo a Puebla del Caramiñal, otro núcleo poblacional a orillas del mar y al suroeste de la provincia. Como buena localidad marítima disponemos de una buena playa, la del Arenal, esta vez en medio del propio pueblo. Pero hablar de Puebla del Caramiñal es hablar de Valle-Inclán: en su Pazo de Torre de Bermúdez, una torre que ya por sí misma justifica la visita, se encuentra el museo dedicado al escritor gallego, desde ediciones de sus libros a otros objetos y actividades culturales consagradas a su figura. Parece que ser gallego ayuda a llevar la literatura en las venas.

Pequeñas carreteras locales nos llevan hasta Corrubedo, también en A Coruña. Este pequeño pueblo pesquero es famoso por el Parque Natural de las Dunas, un gran espacio natural de dunas y lagunas bien acondicionado para las visitas turísticas mediante un camino de madera bien delimitado y protegido. Lagunas de agua dulce, de agua salada, y una fauna de tortugas y otras especies propias de este sistema cercano al océano Atlántico. El Castro de Baroña y el Dolmen de Axeitos son también visitas imprescindibles de las que no podemos olvidarnos para disfrutar del paisaje.

La ruta es fácil de seguir, el mar siempre a la izquierda. Cada parada es una sorpresa. Casi sin mapa, sin plan…, sólo con ganas de disfrutar. Siguiendo la línea de la costa por la DP-7103 y la AC-550 llegamos a Baroña (A Coruña), donde nos espera el Castro de Baroña, un asentamiento considerado Monumento Histórico Nacional que fue ocupado por los celtas, precedido de un yacimiento arqueológico y un camino en medio de la naturaleza que por sí mismos bien valen el viaje. Dotado de foso defensivo y muralla, se encuentra ubicado de manera estratégica en un istmo separado de la costa que lo hace prácticamente inexpugnable.

La AC-550 nos lleva a Portosín, pueblo costero que acoge el Real Club Náutico Portosín, que atrae turismo a este importante núcleo de ocio consagrado, por lo demás, a la explotación pesquera. Esta villa de origen romano tiene una rica historia que se remonta a la Edad Antigua. El puerto pesquero y el deportivo conjugan las dos actividades favoritas del pueblo. Y junto con la lonja nos amenizará el paseo, como también una buena visita a alguno de sus restaurantes consagrados al pescado y el marisco fresco. Cerca nos espera la Praia das Furnas, una de las muchas opciones para remojarnos y disfrutar de las aguas del Atlántico (y el viento) así como la fina arena blanca típica del lugar.

La AC-550 traza una curva para dejarnos en Noia, otro municipio pesquero de A Coruña situado en plena desembocadura del río Tambre. Este pueblo de aspecto tradicional destaca por sus iglesias de San Martiño, caracterizada por su única torre, y la de Santa Maria a Nova (donde nos esperan las lápidas más antiguas de Europa). También el puente de Traba (datado del siglo XV) y un casco viejo repleto de cafés y reviradas callecitas de aire medieval que nos imbuyen del encanto y espíritu típico de estos pueblos. Pero en toda localidad marítima esperamos ver precisamente el mar, y eso es precisamente lo que ofrece su paseo marítimo.

La mezcla de tradición y tecnología dice mucho de la vida cotidiana en la zona. Llegamos a la fase final de nuestra ruta visitando Carnota tras un recorrido pesquero por la AC-550, en la comarca de Muros. A solo cien kilómetros de la capital y mirando a Santiago. Nos encontraremos con la playa más larga de Galicia, nada menos que siete kilómetros que definen toda la costa de Carnota, precedida además de una bonita laguna que nos lleva hasta la playa principal. Fieles a ese estilo, también tienen uno de los hórreos más largos de toda Galicia y, por supuesto, un castillo en ruinas ubicado en el Pico de Peñafiel. Hablando de restos arqueológicos, el de Mallou (datado en la Edad de Hierro) tampoco nos decepcionará.

Más al oeste, tenemos Finisterre, como última etapa de esta ruta coruñesa por la costa, nos proporciona de nuevo esas vistas marítimas y nostálgicas que buscamos. Estampas de bucólica tranquilidad en medio de escarpados barrancos y hogar de faros como el de la Costa da Morte. En este punto de referencia del Camino de Santiago apodado el Fin del Mundo podemos distraernos caminando por el casco histórico de esta villa marinera, buscar el Monumento al Emigrante y visitar el castillo de San Carlos, además de – por supuesto – exprimir el buen tiempo en su playa de Langosteira. No es el final del mundo. Es el principio de una nueva manera de entender la movilidad.

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