El Ejecutivo ha decidido aceptar una moratoria para la aplicación del ciclo de homologación en condiciones reales WLTP, neutralizando así la subida del precio de los vehículos nuevos hasta 2021, lo que permitirá mantener la competitividad y la buena salud del mercado en los próximos meses. De esta forma, el Ministerio de Industria ha señalado que permitirá el uso de valores correlados hasta diciembre de 2020, reduciendo así de un 20% a un 5%, de media, el impacto del precio que podrían alcanzar los coches con el WLTP; y es que, al tener mayores emisiones que con la homologación anterior -NEDC-, pagarán más Impuesto de Matriculación y, como te contamos hace unos días, se incrementará su precio.
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La Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM), considera que esta decisión del Gobierno es una muestra de respaldo hacia el sector de la automoción. Para Vidal de la Peña, el hecho de que el Ejecutivo se haya posicionado en la misma línea que otros países europeos que han optado por este tipo de medidas, pone de manifiesto que ha escuchado al sector después de semanas de negociación. De la misma forma, el presidente de GANVAM reconoce que hay voluntad política de seguir haciéndolo, porque, aunque «estamos ante una decisión bienvenida y valorada hay que seguir trabajando», pues lo deseable sería que, en lugar de parchear las medidas de Bruselas, se pusiera en marcha una reforma fiscal que trasvase la presión impositiva de la compra al uso.
Alternativas para compensar la subida de precios
Entre de las propuestas de GANVAM en este sentido, figura la eliminación del Impuesto de Matriculación, puesto que de esta forma se ayudaría a consolidar la demanda interna a largo plazo al no penalizar la compra de los coches nuevos. Además, actualmente sólo tres de cada diez vehículos pagan este impuesto, por lo que la merma económica para Hacienda no sólo sería reducida, sino que se vería compensada por la demanda adicional generada, según GANVAM. Otra de las propuestas de la patronal es reorientar el Impuesto Municipal de Circulación para que se base en las emisiones, en lugar de en la cilindrada y la potencia. Al vincularlo al CO2 y a la normativa EURO, se asociará a la antigüedad del coche y, por tanto, se establece un sistema justo de discriminación del coche por su potencial contaminante. Esta alternativa podría ser más viable que la supresión del Impuesto de Matriculación, ya que no es sencilla de articular al ir contra la línea de flotación de las cuentas de las comunidades autónomas que lo tienen transferido.