El grupo General Motors se ha visto obligado a desembolsar 797 millones de euros en concepto de multa por esconder fallos en el sistema de arranque que han perjudicado a 2,6 millones de unidades fabricadas por ellos, convirtiéndose así en la segunda más alta de la historia del sector, además de indemnizar a los afectados con 508 millones de euros.
Gran parte de responsabilidad la tiene su CEO, Mary Barra, quien tras asumir el puesto en 2014 decidió desvelar tal fallo para evitar una sanción mayor y realizó una auditoría interna que reveló que empleados de la compañía eran conocedores del problema desde hace más de una década, siendo éste ocultado por los mismos. Igualmente, creó un Fondo de Compensación para los damnificados por el problema, entre los que hay 124 víctimas mortales y otras 275 en estado grave o muy grave a consecuencia de lesiones generadas por este contratiempo.
Por su parte, el Gobierno de los Estados Unidos ha afirmado que no imputará criminalmente a los trabajadores que conocían dicho inconveniente, pero sí que estará encima de GM en lo referente a su política de seguridad y llamadas a revisión durante los próximos 3 años. Además, continuará investigando el caso, lo que sí puede acabar con directivos de GM en la cárcel.
