
El presidente y consejero delegado de General Motors Europe, Nick Reilly, indicó que desde la compañía «comprenden completamente» el efecto que este anuncio tiene sobre los empleados y sus familias. «La decisión de hoy, no ha sido tomada a la ligera, sino que es el desafortunado resultado de la actual realidad de negocio», añadió.
«Debemos realizar este anuncio ahora para asegurar un futuro viable para la totalidad de las operaciones de Opel y Vauxhall», afirmó Reilly, al tiempo que resaltó que su empresa continuará con el proceso de información y de consulta oficial con los representantes de los trabajadores.
Por el momento, la planta española de Opel en Figueruelas no se ha visto afectada por la difícil situación de GM y ya ha empezado a producir el nuevo Meriva.