La mayoría de los pilotos te dirán que no existe la vuelta perfecta, y que jamás han conseguido semejante cosa en ningún circuito. Pero a buen seguro, todos guardan en su memoria aquella ocasión en la que, en todas y cada una de las curvas, juzgaron a la perfección en qué milisegundo aplicar el freno o girar el volante. Éstas son las mejores de los mejores, las que sin duda les vendrán a la cabeza si les hablas de perfección en calificación.
Fernando Alonso: España 2011
La mejor vuelta de Alonso en la Q3 de este año en el Circuit de Catalunya es historia reciente, y bien puede ser la más brillante en los diez años que el español lleva en F1. Sí, fue un cuarto puesto como el de hoy, pero aunque algunos ya ni lo recuerden, hace dos meses esto era como una pole position en un circuito como el de Montmeló, el test más exigente al que se puede someter a un monoplaza. Ese sábado, Ferrari estaba tan desesperada que decidió volver a la configuración de calificación previa a la que desarrolló en los terceros libres, y sin embargo Alonso quedó tres puestos por delante de Massa. El español se mostró elocuente: «Si lo hubiera repetido veinte veces, ¡no lo habría mejorado!»
Mark Webber: Malasia 2004
Antes de que Sebastian Vettel entrara en su vida para amargársela, Webber tenía fama bien ganada de excelente calificador. De vez en cuando, se colaba entre las primeras líneas de la parrilla con alguno de esos coches mediocres con los que el australiano ha tenido que correr. En su primera época con Jaguar -equipo que compró Red Bull y al que Webber volvió dos años después de marcharse- le tocó de lleno el reglamento que impuso la calificación a una vuelta, y con este sistema logró un par de terceros puestos -Brasil 2003, Japón 2004- y una primera línea en Malasia junto al intratable Ferrari F2004 de Michael Schumacher. La pena es que en carrera abandonó tan pronto que nunca supimos con cuánto combustible consiguió el segundo puesto en parrilla.
Sebastian Vettel: Alemania 2010
¿Qué vuelta se puede elegir de un hombre que en tres años subido a un coche competitivo ya ha superado el número de poles de Fernando Alonso? La tentación es bucear entre sus resultados en Toro Rosso y tal vez señalar la pole que en 2008 convirtió en victoria en Monza. Pero ese día los favoritos habían caído en la Q2 debido a malas elecciones de neumáticos, y ese circuito siempre iba a favorecer a su potente motor Ferrari. En cambio, el año pasado Ferrari se las prometía muy felices en Hockenheim cuando Vettel hizo un esfuerzo sobrehumano que dio como resultado tres milésimas de diferencia en su favor. Ese día demostró que también sabe exprimir un monoplaza cuando no todo le va de cara.
Michael Schumacher: Hungría 2005
Aún más difícil es quedarse con una vuelta del Kaiser tras 68 poles en veinte años de carrera deportiva. Pero en 2005, Bridgestone fracasó estrepitosamente en su intento de adaptarse a la norma que obligaba a usar el mismo juego de neumáticos durante toda la carrera, y Ferrari cayó con ellos. Schumacher necesitaba pole positions para batir de una vez por todas el record de Senna, pero aquella temporada parecía un sueño logar siquiera una. Aunque, por otra parte, por entonces la calificación se hacía con combustible para la carrera, y equipos inferiores habían llegado a salir primeros a base de descargar el coche de gasolina. Eso decidió hacer Ferrari en el Hungaroring, y la diferencia de nueve décimas que Schumi sacó a Montoya es una de las más amplias de los últimos tiempos: Al final fue el primero en parar, pero bastante más tarde de lo que su «vueltón» había hecho pensar.
Claro que estos hombres no han sido los únicos en deslumbrar un sábado: Felipe Massa recordará sus poles de 2008 en Mónaco y Singapur que, como circuitos urbanos, en principio se le tenían que atragantar a un piloto de reflejos como él. Y en 2009, año de su título, Button también logró vueltas precisas que le valieron la pole en España y Mónaco. Y si buceamos por la historia encontraremos las hazañas de Senna, la vuelta a Silverstone de Keke Rosberg… Pero esas ya las recordaremos cuando alguien se marque una de ese nivel estratosférico.