Qué hacer si te has visto afectado por el gasóleo adulterado

La red de adulteración de gasóleo desmantelada recientemente habría proporcionado combustible adulterado a centenares de coches que podrían haber sufrido daños. Si tu eres uno de los afectados ¿Qué debes hacer?


La macroperación llevada a cabo estos días para desarticular una red que presuntamente adulteraba gasóleo agrícola y de calefacción, –ambos subvencionados– para venderlo en gasolineras como combustible apto para vehículos ha sido una de las noticias que más titulares ha acaparado esta semana. Pero, ¿qué riesgos entraña para nuestro coche utilizar este tipo de combustible? Varias organizaciones de consumidores ya se ha solicitado que se hagan públicos los nombres de las estaciones de servicio que presuntamente estarían implicadas para que los usuarios puedan realizar las pertinentes denuncias si sus vehículos han resultado dañados.
De hecho, si los clientes de las gasolineras que habrían cometido el fraude pueden demostrar que se han dañado sus motores, podrán reclamar a la estación de servicio una indemnización por daños y perjuicios.
Por ejemplo, Peritos Judiciales GP-GRUP, gabinete pericial especializado en peritajes de automóviles, recomienda que los consumidores que hayan podido verse afectados se pongan en manos de un perito o ingeniero mecánico, el profesional que podrá evaluar si se han producido daños en el vehículo y emitir un informe técnico que así lo corrobore. Un documento que será de vital importancia para una reclamación posterior. En este caso, sería también importante disponer de tickets del repostaje, facturas u otros documentos que puedan acreditar que se ha llenado el depósito en estos establecimientos.
Pero ¿qué daños podrían haber sufrido los coches que hayan repostado habitualmente en estas gasolineras? En principio, el gasóleo B –gasóleo para uso agrícola– no presentaría grandes diferencias respecto al combustible para automoción –gasóleo A–, ya que, a diferencia de lo que pasaba años atrás, cuando este producto contenía más impurezas, actualmente se ha ido refinando para adaptarse a los motores de los tractores y otra maquinaria, cada vez más sofisticados y tecnológicamente avanzados. Las diferencias, en todo caso, podrían venir por los aditivos mejorados que se usan en el combustible destinado a los vehículos y que no se añaden al gasóleo agrícola y por el hecho de que este producto estaría menos filtrado. Además, claro está, del color, ya que el gasóleo agrícola se tiñe de rojo para evitar confusiones y fraudes.
Sin embargo, los expertos recuerdan que si la red añadía sustancias al combustible para «engordarlo», habría que ver con detenimiento qué productos se habrían incorporado y su peligro para los motores. En caso de haber añadido aceites, queroseno o alcoholes para aumentar el volumen del gasóleo, habría que revisar los inyectores o, incluso los pistones del vehículo, que podrían haber resultado dañados.
En el caso del gasóleo de calefacción –C–, la situación se complicaría. Este tipo de combustible presenta diferencias importantes respecto al gasóleo de automoción, ya que está concebido específicamente para la producción de calor y, por este motivo, contiene grandes cantidades de parafina, además de muchas más impurezas. Es también un producto más viscoso y su uso en vehículos podría resultar muy peligroso y los daños en los motores, más importantes.

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