El CR-Z recibe nuevas llantas de 17 pulgadas para el acabado GT y un nuevo difusor trasero, más aerodinámico. El diseño del parachoques también es novedad, como lo son los dos colores que se incorporan a la paleta del CR-Z: Violeta Aurora y Amarillo Energético. Dentro, además de poder elegir entre nuevas tapicerías, los paneles de las puertas cuentan ahora con guanteras de más capacidad. Como en otros modelos del Salón de París, se impone la iluminación LED para alumbrar el interior del vehículo.
La potencia del motor de gasolina 1.5 i-VTEC se eleva hasta los 121 CV, pero a pesar de ello se mantienen los consumos ajustados: 5,0 litros a los 100 km para la versión con llantas de 16 pulgadas y neumáticos 155/95 R16; emite 116 gramos de CO2 por kilómetro. Ello es posible gracias a que la mayor parte del aumento de potencia se produce en el motor eléctrico, de 10 a 15 kW -de 14 a 20 CV-. Se han sustituido las antiguas baterías de ión-litio por unas de níquel-hidruro, cuya ventaja radica en su mayor densidad energética. Gracias a esta mecánica, el nuevo CR-Z acelera de 0 a 100 km/h en 9,0 segundos, por los 9,7 seg del CR-Z actual. Su velocidad máxima es de 200 km/h.
Pero la gran novedad es el botón S+. Mucho se había especulado sobre la utilidad de este botón tras la publicación de las primeras imágenes «teaser»: Su función es activar el modo Plus Sport, con el que el CR-Z recurre a un extra de empuje procedente del motor eléctrico, que ayuda a la aceleración durante diez segundos. Este modo puede combinarse con cualquiera de los modos de conducción del CR-Z: ECON, Normal y Sport, siempre y cuando la batería esté cargada al menos al 50 %.