Sea como sea, si sale humo por el tubo de escape de nuestro coche, lo último que sentimos es tranquilidad. Y es que las averías pueden ser numerosas; sin embargo, dependiendo del color de ese humo nos podemos hacer una idea de qué es lo que está pasando en el interior del motor y, si se trata de un fallo, intentar tomar medidas para ponerle remedio o, al menos, cortar la ´hemorragia´ hasta la llegada al mecánico. Éstos son los síntomas según el tono del humo:
Humo negro
Si únicamente lo hace un momento al acelerar, es posible que sea hasta normal -por exceso de carburante u oxígeno, mal funcionamiento de los inyectores en un momento dado o mala combustión del gasóleo-. No obstante, en caso de que persista seguramente esté averiada la válvula EGR o recirculadora de gases de escape: ésta no se cierra y recibe, además de aire limpio, el gas del escape recirculado, con la consecuencia de una quema de gasóleo no completa. También podría deberse a que los inyectores estén en mal estado, a que el filtro de aire esté sucio o a que una toma de aire del colector de admisión o del caudalímetro no funcione bien.
Humo blanco
- Espeso y al encender el motor: podría deberse al mal estado de un precalentador -si se trata de un motor con common rail o de inyector bomba- o, en caso contrario, a una mala puesta a punto del sistema de inyección diésel. Si ésta actúa demasiado pronto o tarde, se quema solo una parte del combustible y el resto se evapora al ir a parar fuera del cilindro: ese humo es el vapor que expulsa.
- En marcha en frío y en caliente: lo lógico sería encontrarnos un problema de refrigeración, pues el anticongelante entraría en el cilindro y se mezclaría con el combustible. Además, este fallo suele ir ligado a un problema en la junta de culata, algo que encarecería notablemente la reparación -dependiendo de la gravedad, puede oscilar entre los 600 y los 3.000 euros aproximadamente-.
Humo ´azul´
Si tiene tintes azulados y huele un poco ´a quemado´ es que el aceite está entrando en la cámara de combustión. Ante esta situación, nos planteamos 4 escenarios:
- La junta de culata está averiada.
- El aceite del turbo se cuela en el circuito de admisión por el desgaste del turbo. En este caso el humo aparecerá al acelerar fuerte y al ralentí.
- Los segmentos del pistón están gastados y el humo sale en mayor cantidad al acelerar -el aceite que debería lubricar pasa a la cámara de combustión-.
- Desgaste de los retenes de las guías de válvulas: el vacío generado en los cilindros hacen que éstos absorban el aceite de las válvulas al soltar el acelerador.