La electromovilidad se va abriendo paso a medida que el precio de los coches eléctricos va bajando. Aunque su elevado coste todavía supone la principal barrera para aquellos usuarios que quieren cambiar de coche, en España ya tenemos en circulación cerca de 500.000 coches eléctricos, según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE).
No obstante, el precio no es el único impedimento que hace crecer más a este segmento. La falta de infraestructura de recarga o los puntos de aparcamiento específicos para estos vehículos también lastran sus ventas… que ahora se tienen que enfrentar a una práctica incívica conocida como ‘icing’.
‘Icing’ es el término anglosajón que describe un comportamiento de los usuarios de coches con motor de combustión (ICE por su siglas en inglés). De ahí que el citado término aluda a aquellos usuarios que con sus vehículos gasolina o diésel aparcan en las plazas destinadas exclusivamente a coches híbridos o eléctricos. Una práctica cada vez más común que podemos ver en ciudades o centros comerciales.
Para apaciguar la situación de aparcamiento entre coches de combustión y eléctricos, se lanzó el Real Decreto 6/20215, del 30 de octubre, a través del cual se empezó a regular el número de plazas de aparcamiento reservadas en todas las ciudades para los vehículos eléctricos. De hecho, son exclusivas para estos vehículos porque cuentan también con terminales de carga, por lo que queda prohibido el estacionamiento a todos aquellos vehículos que no sean electrificados. Una prohibición que poco importa a los abonados al ‘icing’ y que tiene castigo por parte de la Dirección General de Tráfico (DGT).
La DGT multa con 200 euros por hacer ‘icing’
El organismo presidido por Pere Navarro considera el ‘icing’ como una infracción grave y está asociada a una multa de 200 euros sin detracción de puntos. Adicionalmente, el RACE indica que “según el Real Decreto 6/2015, del 30 de octubre, las plazas de aparcamiento reservadas a un determinado tipo de vehículos y/o usuarios (como, por ejemplo, las dirigidas a vehículos eléctricos o personas con movilidad reducida) no pueden ser utilizadas por otros”.
La prohibición de aparcar en este tipo de plazas puede estar sujeta a distintos tipos de horarios y afecta no sólo a las plazas de titularidad pública, sino a aquellas presenten en recintos privados como centros comerciales y restaurantes.
Conviene destacar que estas plazas también tienen ciertas reglas que deben cumplir los usuarios de los coches eléctricos. Por ejemplo, si un vehículo electrificado está estacionado en una de estas plazas, pero no se esta realizando una recarga, será sancionado también con 200 euros. En el caso de que el punto de carga cuenta con un tiempo máximo de uso, la sanción pasará a ser de 90 euros.
Por último, al no contar con una regulación común por parte de la DGT, será cada ordenanza municipal la que establezca las normas para este tipo de aparcamientos.
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