El Secretario de Transportes, Ray LaHood, afirmó que ayer, jornada en la que se anunció la medida, era un día «monumental para el pueblo americano». Según los cálculos aportados por LaHood, el esfuerzo por alcanzar consumos más bajos supondrá un encarecimiento medio de los coches de 1.800 dólares -unos 1.400 euros-, que se verá ampliamente compensado por el ahorro de 8.000 dólares en combustible -unos 6.400 euros- a lo largo de la vida del vehículo. LaHood también cree que el desarrollo de tecnologías para reducir los consumos creará más puestos de trabajo, pero no dijo una cifra.
En total se dejarán de comprar 12.000 millones de barriles de petróleo; la administración Obama ha estado siempre preocupada por reducir su dependencia de las importaciones de crudo. El presidente ha declarado: «Estos estándares de consumo representan el paso más importante que hemos dado para reducir nuestra dependencia del petróleo. Este acuerdo histórico se cimenta sobre los progresos que ya hemos conseguido para ahorrar dinero a las familias en la gasolinera y recortar nuestro consumo de combustible. […] Va a ayudar a crear una economía construida para durar».
Sin embargo, la patronal estadounidense de concesionarios ha hecho otras cuentas, con las que los coches se encarecerían en unos 3.000 dólares -2.400 euros-: «Este aumento cierra por completo las puertas del mercado de coches nuevos a casi siete millones de personas, y evita que muchos millones más sean capaces de costearse vehículos nuevos que satisfagan sus necesidades».
El nuevo estándar cuenta con el beneplácito de Ford, GM, Chrysler, BMW, Honda, Hyundai, Jaguar/Land Rover, Kia, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Toyota y Volvo. Todos ellos firmaron un acuerdo al respecto con el gobierno en julio de 2011.
En la actualidad, el límite impuesto es de 29,7 millas por galón -8,11 litros/100 km- y ya está aprobado que, a partir de 2016, sea de 35,5 mpg -6,72 l/100 km-. El paquete de medidas también incluye incentivos para la fabricación de vehículos eléctricos, híbridos y de gas natural, así como la concesión de créditos para el desarrollo de nuevas tecnologías que reduzcan los gases de efecto invernadero.
La nueva norma llega precisamente en el día en el que el precio de la gasolina en Estados Unidos traspasó la frontera de los 3,75 dólares por galón -o,791 € por litro-, situándose en 0,794 € y alcanzando su máximo en la Costa Oeste -en California llegó a los 4,158 dólares/galón (1,1 €/litro)-. El precio de la gasolina no ha dejado de subir en Estados Unidos cada semana desde el 2 de julio.