Ya sabíamos que España tiene uno de los parques automovilísticos más viejos de toda Europa, pero los crecientes datos comienzan a ser preocupantes ya no por el hecho de que supere los 14 años de media, sino porque si estamos en ese dato vendiéndose más de 813.000 coches nuevos al año, significa que circulan algunos con más de 30 años.
Que eso no es malo. Un amante de los clásicos y poseedor de uno como yo, jamás diría eso. Pero lo que es innegable es que a mayor vejez del parque automovilístico, mayores serán las consecuencias negativas que habrá en cuanto a emisiones y seguridad.
Como reflejo de la tendencia relativamente reciente, la primera edición del Baremo del Arval Mobility Observatory reflejaba, en 2008, que la media de edad del parque de automóviles en España era de 8,3 años. Quince años después, en 2023, ha aumentado en un 70% para superar los 14 años, según datos de ANFAC.
Bien es cierto que las cualidades de un coche de 14 años hoy en día no son las de un coche de 14 años en 2008. En la actualidad, un coche de 2009 puede ser perfectamente válido en todas las circunstancias en cuanto a seguridad y emisiones.
Sin embargo, hay datos de la DGT que reflejan que los accidentes con automóviles involucrados en 2022 crecieron un 10% respecto a 2019, último año previo a la pandemia. También muestran que, en los accidentes ocurridos en 2021, la media de edad de los coches implicados era de 13 años.
Datos de Ganvam y ANFAC manifiestan que, en 2022, en España se vendieron un 40% más de vehículos con más de 10 años que automóviles nuevos. En el mercado de ocasión se transfirieron más de 400.000 vehículos con entre 10 y 15 años y más de 727.000 automóviles con más de 15 años.
El último Baremo del Arval Mobility Observatory apunta que las ventas de usados multiplicaron por 2,3 las de nuevos. Las causas están claras. La principal es que, en los últimos años, el precio de los vehículos nuevos ha crecido en nada menos que un 40%.
Pero hay otras, como los largos plazos de entrega en automóviles nuevos (de media, hablamos de 152 días) o la incertidumbre generalizada existente en cuanto a futuras posibles restricciones a determinados tipos de vehículos.