J. Barbour & Sons: 120 años de lona y grasa

Un siglo y 20 años. Cinco generaciones concentradas en un apellido. La filosofía de John Barbour sigue viva en J. Barbour & Sons Ltd, tal y como nació en South Shieds en 1894. Un icono británico solo podía maridarse con otro, para crear una colección de ropa como, Barbour for Land Rover, autumn-winter 2014. Un viaje, real o imaginario, a la campiña inglesa.


No hay nada como un escocés dedicado a la venta de aceites para pieles en el noroeste de Inglaterra y empeñado en hacer la vida más fácil a los trabajadores del puerto que, según él, no trabajaban con la ropa adecuada.

Un buen día de 1894, John Barbour (no confundir con el padre de la poesía escocesa, del siglo XIV) miró al cielo y pensó en cómo sacar partido a esa monotonía gris que a veces ni dejaba contemplar las nubes. Frías jornadas al aire libre, ropa incómoda y a la vez poco preparada para las inclemencias. Nace el wax cotton. Algodón impregnado de grasa encerada: Calidez y resistencia a la pertinaz llovizna.

Bond , James Bond

Barbour. Auténticamente TT

Cuentan que Steve Mac Queen, adquiría personalmente sus Barbour cuando visitaba Europa y los utilizaba para su grandísima afición por los coches y las motos. Era habitual verle participando en carreras de enduro ataviado con estas prendas que acababan invariablemente embadurnadas de barro. También en la última entrega cinematográfica de, Bond, James Bond, el inmortal 007, lució un total look Barbour.

 Steve Mac Queen

El agente secreto más famoso de la historia y una prenda tan británica como él, asociados al servicio de su Majestad. “God Save the Queen, and save Barbour, too”.
Barbour tiene 3 Royal Warrants (sellos de reconocimiento otorgados a los proveedores habituales de bienes y servicios a la Casa Real Británica) y es frecuente ver a alguna celebridad, como la modelo Kate Moss, ataviada con lo más moderno de Barbour, bailando en sus festivales de música favoritos. Barbour para el campo y para la ciudad. Sin fronteras.

La ropa comenzó a elaborarse por encargo, pieza a pieza. Al cabo de pocos años, la empresa se convirtió en la productora de telas enceradas más importante de la costa noroeste. Sus prendas de abrigo no son solo para los hombres del mar, sino para cualquiera que trabaje en el campo, o simplemente al aire libre.

El oficio diseña los patrones. Todavía sin condicionamientos estéticos, la comodidad se imponía a los cortes y estilos: Más largo si tienes que pescar, más corto o abierto si has de montar a caballo, más amplio para trajinar en la campiña…

Así, a principios del siglo XX la tela encerada “Beacon” (la primera marca de Barbour), ya es archipopular en Gran Bretaña. En 1906, la prosperidad del negocio es un hecho. Llega el momento de involucrar a la familia, por lo que, el fundador nombra socios a partes iguales a dos de sus hijos, Jack y Malcolm.

Éste último movió el tejido entre terratenientes, granjeros y pastores, e introdujo la venta por catálogo, un auténtico bombazo entre el sector pesquero, básico en el crecimiento del negocio. Atención, porque en 1917 el 75 por cien de las ganancias entraban precisamente a través de la venta por catálogo, incluyendo pedidos de lugares tan remotos como Chile, Sudáfrica, o Hong Kong.

Escuchamos la historia de esta empresa ejemplar como si fuera un cuento hecho realidad. Es así como suena en boca de Jorge Vieira, encargado de la flagship store de Barbour en la milla de oro madrileña (en España, hay cuatro tiendas dedicadas exclusivamente a la marca), sentados en la planta baja del comercio, donde suena música inglesa, se respira tradición y ciertos detalles aportan la sorpresa.

Es un ambiente tan british como la porcelana y el té de las cinco, scottish como el mimado tartán, cuestión de sangre para los habitantes de una de las naciones con más carácter del Reino Unido.

A nuestro alrededor hay muchas prendas Barbour. Algunas reconocibles al primer vistazo, otras reclaman una segunda ojeada. Hay corbatas, calcetines, camisetas, pañuelos de hombre y de mujer, bolsos de paseo, mochilas floreadas (diseño de Julie Dodsworth, que también creó fundas Barbour para iPhone e iPad), botas de agua, relojes y también ediciones especiales de chaquetas tremendamente femeninas, donde, de pronto, se hace hueco el cuero. Se trata de la colección firmada por el australiano Francis León, diseñador invitado por Barbour, especialista en la utilización del cuero en sus colecciones de inspiración espacial, con un excelente resultado.
¿Cómo son el hombre y la mujer Barbour? “Especiales pero no excluyentes –explica Jorge Vieira–. Cualquiera puede unirse al club. Valoran la calidad, la tradición y la presencia del apellido de manera directa. Durante estos 120 años se ha convertido en una prenda válida para cualquier tipo de uso.”

“Salvando las diferencias temporales, la evolución de Land Rover ha sido parecida. Nacieron para transitar por terrenos difíciles, y ahora se acude en ellos a una cena en el restaurante de moda. La combinación con Barbour, es totalmente armoniosa. Son objetos que tienen un por qué. Un bien tangible –la calidad– y otro intangible –si los llevas, marcas la diferencia–. Alguien que gasta 300 euros en una chaqueta, busca calidad, pero sobre todo ese sentimiento de formar parte de la historia”.

Land Rover y Barbour

Land Rover y Barbour

Desde 1947, Land Rover fabrica vehículos todoterreno. Ya por aquél entonces Barbour contaba con más de medio siglo de existencia. Y el entendimiento fue automático. El Barbour, la gorra, las botas de goma, se convirtieron en parte del kit esencial del usuario Land Rover.
Pero la colaboración entre las marcas ha tenido que esperar hasta el otoño de 2014 para hacerse oficial.

De hecho es la primera vez que ambos iconos británicos unen sus nombres para lanzar una línea que va más allá de los tradicionales chaquetones encerados: La primera colección de ropa Barbour for Land Rover, prendas exteriores, jerséis y accesorios, puede adquirirse tanto en las tiendas monomarca y multimarca de Barbour, como en los concesionarios de Land Rover de todo el mundo. Sabor british al cuadrado.
 Cinco generaciones concentradas en un apellido
Más info: barbour.com y landrover.com

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