A falta de conocer si finalmente se comercializa una versión pick up del Wrangler, Jeep da por concluida la ampliación de su gama con la incorporación del Patriot, el séptimo vehículo de una familia que en 2003 contaba con sólo tres miembros.
El nuevo modelo acaba de iniciar su comercialización en España, donde se ofrece con un motor turbodiésel y dos acabados: Sport y Limited. Su precio es de 25.840 y 27.000 euros, respectivamente. Según la importadora, el potencial cliente es un público joven, de 26 a 35 años, que accede por primera vez a la marca Jeep.
Carrocería 7 ptos.
La carrocería del Patriot es autoportante y se basa en la misma plataforma que la empleada en el Compass, con el cual comparte también motor, transmisión, suspensiones y buena parte de los interiores. Para los responsables de la marca, mientras que el Compass es «un todocamino que quiere ser un turismo», el Patriot puede definirse como «un todocamino que quiere ser un todoterreno». Este rebuscado juego de palabras no deja de ser bastante ilustrativo para situar cada uno de estos vehículos dentro de la gama a la que pertenecen.
Del diseño exterior cabe destacar la ausencia de aristas en las puertas y la buena integración de las barras portaequipajes, que se incluyen entre la dotación de serie, al igual que las llantas de aleación. No hay faros de xenón en opción ni tampoco difusores de lente elíptica. Los antiniebla son opcionales, y se echa en falta el cristal practicable independientemente del portón, como en otros modelos de la casa.
Habitáculo 6 ptos.
Dentro del vehículo, todo resulta familiar. El salpicadero es idéntico al del Compass, y al volante experimentamos la misma sensación de «búnker» que se vive en el Compass y que en ambos casos es herencia del Commander, con una cintura alta y poca superficie acristalada.
Independientemente de la versión, el interior muestra dos tonalidades, el asiento del acompañante se abate, y tanto los laterales como el piso del maletero disponen de una superficie lavable. Opcionalmente se puede pedir una tapicería textil resistente al polvo y a las manchas.
Las plazas traseras son suficientemente amplias, y, al igual que en el Compass, disponemos de una linterna recargable empotrada en el techo. En opción, podemos mejorar el equipo de audio con un cargador de discos integrado, un amplificador más potente, subwoofer y una pareja de altavoces en el interior del portón trasero que, una vez abierto éste, pueden orientarse hacia el exterior.
Motor 6 ptos.
A diferencia de otros mercados, el Patriot estará disponible únicamente con motor turbodiésel de dos litros de origen Volkswagen. Quien desee una mecánica de gasolina, deberá optar por el Compass.
Tetracilíndrico, transversal, sobrealimentado y multiválvula, el motor alemán ofrece un excelente rendimiento a medio régimen, cumple en la zona alta del cuentavueltas y se muestra escaso en las inmediaciones del ralentí. Alimentado por inyección directa a alta presión mediante inyectores-bomba, es algo brusco y rumoroso, pero a la vez muy parco en cuanto a consumos.
Transmisión 6,5 ptos.
El par motriz se desmultiplica mediante una caja de cambios de seis velocidades (Aisin BG6, utilizada también por el Compass y el Toyota RAV4). En condiciones normales, envía el 90% de esta fuerza a las ruedas delanteras y deja aproximadamente un 10% a las traseras.
Cuando los sensores de giro de las ruedas indican diferencias acusadas entre ellas, la cantidad de par enviada al tren trasero aumenta hasta llegar a un 50% como máximo. Para ello, se utiliza un embrague viscoso ubicado al final del árbol de transmisión, que puede bloquearse a voluntad desde el interior del vehículo (siempre que no se sobrepasen los 40 km/h). Si las pérdidas de motricidad persisten, entonces la electrónica actuará sobre los frenos y el motor.
Suspensiones 7,5 ptos.
Para mantener las ruedas pegadas al terreno por el que se circula, el Compass dispone de suspensiones McPherson en el tren delantero y multibrazo atrás, con muelles helicoidales, amortiguadores de gas y barras estabilizadoras. Funcionan muy bien en carretera, pero están faltas de recorrido y altura libre al suelo en campo. El sistema de frenos cuenta con discos en las cuatro ruedas (ventilados los delanteros) y un ABS con programa todoterreno.
Por dentro y por fuera
El diseño interior es sencillo, con un salpicadero elevado y voluminoso. Hay cómodos mandos para manejar la radio tras los aros del volante.La factura de los asientos es mejor de lo cabe esperar a la vista de los toscos reposacabezas de goma sin tapizar. Las plazas traseras disponen de suficiente espacio para las piernas.
Suelo y paredes del maletero son de material plástico en lugar de emplear moqueta. Están bien rematados y son fáciles de limpiar.El control de estabilidad apenas interfiere en la conducción. Pese a todo, puede desconectarse.
El plafón trasero ilumina el maletero y, desalojado de su ubicación, se convierte en una práctica linterna.Hay un soporte para reproductores portátiles de audio en el reposabrazos. La idea es buena, pero debería haberse cableado su conexión al amplificador.
No es la mejor solución de cara a obtener un sonido pulcro, pero los altavoces basculantes del portón son prácticos.Con este tirador se fija el reparto interaxial de par al 50% para cada eje.El selector del cambio, de seis velocidades, queda muy cerca del volante.
DaimlerChrysler España ha decidido importar el vehículo únicamente con mecánica turbodiésel. Quien desee adquirirlo con motor de gasolina, deberá conformarse con el Compass.
Su aspecto es muy robusto, con líneas rectas, cintura alta y poca superficie acristalada. De los siete colores disponibles, sólo el blanco y el negro se ofrecen sin sobreprecio.
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Cómo va
Aunque su aspecto pueda sugerir que el Patriot es un verdadero todoterreno, lo cierto es que se trata más bien de un turismo con tracción total que ofrece la posibilidad de bloquear el diferencial central y que cuenta con una rueda de repuesto de idéntico tamaño al de sus compañeras, diferencia fundamental respecto a su hermano Compass, cuyo neumático auxiliar es de menores dimensiones.
Sus aptitudes camperas son, así, muy limitadas, aunque con habilidad (e inercia) se pueden llegar a superar algunas zonas de baja dificultad. Pero el hecho es que el Patriot no ha sido diseñado para salirse de los caminos en buen estado, fuera de los cuales encuentra pronto sus limitaciones, impuestas por la falta de reductora, los escasos recorridos de las suspensiones, los neumáticos de carretera y unas cotas TT poco favorables.
Tampoco es un vehículo muy recomendable para remolcar cargas pesadas, ya que su respuesta mecánica a bajas revoluciones es pobre y obligará a usar el embrague de forma inapropiada.
Sí resulta muy satisfactorio en carretera, donde logra cruceros cómodos a velocidades superiores a las legales con cifras de consumo realmente bajas. Su estabilidad es superior a la media, sin que eso obligue a renunciar a un buen nivel de confort, y está mejor preparado frente a adversidades como la lluvia o la nieve de lo que se encuentra cualquier turismo de tracción a un solo eje.
Su aspecto es muy robusto, con líneas rectas, cintura alta y poca superficie acristalada. De los siete colores disponibles, sólo el blanco y el negro se ofrecen sin sobreprecio. |
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Ficha Técnica Jeep Patriot 2.0 CRD
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Equipamiento, Seguridad y Funcional
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Por fuera
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