L. Rover Freelander “No estoy de acuerdo, no he hecho un mal uso del embrague” Manuel B. Álvarez (Asturias) En febrero de 2006, adquirí un Land Rover Freelander TD4 HSE, en el concesionario Auto Salón 4×4, en Oviedo. Desde que me lo entregaron todo han sido problemas: durante las primeras semanas tuve que ir al taller oficial, donde realizaron varios ajustes en las puertas, portón y salpicadero ya que se escuchaban muchos ruidos; también instalaron un subwoofer al equipo de música que en la fábrica se les olvidó montar. Más tarde empezó a fallar la dirección y, como consecuencia de ello, el coche se desviaba hacía la izquierda, presentaba molestos ruidos y un día se rompió un manguito de la servodirección; además, en otra ocasión tuve que volver al taller porque se había aflojado un tornillo de la suspensión. Este año, de excursión por Andorra, un día el Freelander no arrancaba y estuve más de media hora intentándolo hasta que, de repente, lo conseguí, pero el incidente se repitió unas diez veces más durante el viaje y al llegar a mi destino me quedé sin embrague, que comenzó a funcionar de nuevo por ‘arte de magia’ después de un rato. Al regresar a casa lo llevé al taller oficial donde lo adquirí, y donde siempre me han tratado fenomenal, y me dijeron que la avería estaba en la válvula del gasoil. Desde entonces, el coche también ha sufrido fallos electrónicos que obligaban a resetear la centralita, en el acelerador… Con sólo 60.000 km no termina de ir bien y no me inspira confianza para llevar a mi familia… y menos aún por campo. ¿Qué puedo hacer?
Qué dice la marca
Land Rover nos ha confirmado que, en este momento, el vehículo está reparado y se ha entregado a su propietario en perfecto estado de funcionamiento, después de cambiar diversas piezas -alternador, bomba de dirección y de agua…- sin coste alguno para Manuel-. Además, como compensación a los problemas se le va a ofrecer al cliente una extensión de garantía de un año completamente gratis.
