Según esta agrupación, por una parte miembros del destacamento de La Coruña han recibido advertencias por bajo rendimiento, en base a no haber puesto la suficiente cantidad de multas. Por otra, advierten de que en ocasiones se rompió la cadena de custodia de las muestras de sangre para pruebas de alcoholemia. La denuncia ha provocado que la asociación de agentes mayoritaria, la Unión de Oficiales de la Guardia Civil-Profesional, se haya apresurado a desmentir todas estas declaraciones. En palabras de su presidente, Francisco García Ruiz, sólo se incentiva que los agentes contribuyan a mejorar la seguridad vial: «Cuantos más infractores detectemos, más seguras serán las carreteras». Y, en caso de que no alcancen los objetivos, no se les premia pero tampoco se les castiga.
En palabras de su directora, María Seguí, la DGT no ha sometido a «ninguna presión» a los agentes de la Guardia Civil para que pongan más denuncias, y ha asegurado que el único objetivo de su departamento es «contribuir con las herramientas que tenemos para el cumplimiento de las normas«.
Seguí también ha querido recordar que el sistema que mide el rendimiento de los agentes no está en manos de la DGT, sino que es potestad de la propia Guardia Civil. Eso no ha impedido que valore los principios en los que se basa dicho sistema como «absolutamente legítimos». García Ruiz señaló que existen catorce parámetros para medir la productividad de un agente, «con valores marcados por los compañeros de cada unidad».