-No sabemos a cuánto asciende la deuda en total, pero estamos hablando de decenas de millones de coronas-, ha afirmado Svenake Berglie, director ejecutivo de FKG, la asociación que representa a los proveedores escandinavos. Según el propio Berglie, las negociaciones entre Saab y los proveedores no están centradas en nuevos créditos para continuar con la producción, sino en el pago de las facturas atrasadas, por lo que no parece que las máquinas vayan a ponerse en marcha en un corto periodo de tiempo. El propio sindicato de la factoría de Saab en Trollhattan ha comunicado que la compañía le ha dado toda la semana libre a los trabajadores, por lo que aún está en el aire el momento de proseguir con la producción.
Ante esta situación, todas las esperanzas están puestas en el empresario ruso Vladimir Antonov, antiguo accionista de Spyker, que ya ha mostrado su intención, ante la oficina sueca de deuda, de hacerse con un paquete importante de la compañía y de invertir un total de 50 millones de euros. Sin embargo, el gobierno sueco no está muy por la labor de permitir la entrada de capital ruso, y ha garantizado un nuevo préstamo de 400 millones de euros, proveniente del Banco Europeo de Inversiones. ¿Será ésta la salvación de Saab? Quizá sí a corto plazo, pero no cabe duda de que mucho tendrán que cambiar las cosas para encontrar una salida airosa hacia el futuro.