La última de Toñejo: El grafiti

España es un país de emprendedores y muchos son los españoles que han dejado sus casas y el calor de su país para procurar una vida mejor a los suyos.

He conocido en Miami a algunos de esos emprendedores y he contemplado con admiración su trabajo, su voluntad y, sobre todo, su esfuerzo.

Hace diez años, conocí a uno de esos emprendedores y he seguido sus pasos hasta hoy en día con lo bueno y lo malo que ha pasado a lo largo de este tiempo. 

El caso concreto, de este ahora amigo, es que pidió un súper préstamo y compró un local de 15.000 pies (aproximadamente unos 1.500 metros cuadrados) y empezó a trabajar con los coches… hacía chapa, pintura y mecánica.

Con mucho esfuerzo lo iba sacando adelante. Pero como tiene una mente incansable y, sobre todo, está muy preparado en todos los sentidos y es uno de los pioneros en lo concerniente a la electrificación, decidió hacer una moto eléctrica y también bicicletas. Aunque, finalmente, como el gasto de hacer una moto eléctrica estaba subiendo el coste de una manera exponencial, lo dejó y se centró en las bicicletas eléctricas…

La primera vez que vi una de esas bicicletas eléctricas me quedé impresionado ante su calidad… ¡qué buen diseño y qué bonita! Además, iba increíblemente bien; bueno, yo no la probé pero me lo dijo uno de nuestros técnicos de Autofácil. Nuestro querido Richard Maquia.

El negocio iba bien, pero las cosas se fueron complicando, más aún cuando, como le sucedía a mi amigo, además tenía negocios en España y tenía que pasar temporadas entre los dos países. Encima llegó una inesperada pandemia y tuvo que cerrar todo, incluido el local de Miami con todas las bicicletas metidas en sus cajas. 

Como no era suficiente desgracia, llegó un tipo y le hizo un grafiti en la puerta y la fachada de su local. Yo lo vi, muy cool por cierto, pero no le di mayor importancia que el típico dibujo que tanto abunda por la ciudad. 

Aunque parezca de la Guerra de las Galaxias, si en Miami alguien te pinta un grafiti en tu local, lo tienes que quitar o serás multado por la ciudad de Miami. Como el dueño, por culpa de la pandemia, no estuvo en la ciudad por un largo periodo de tiempo, empezó a recibir cartas en el local donde le requerían que borrase los grafitis o sería sancionado. No se enteró de todo esto hasta hace poco tiempo cuando desde España puso el local en venta y, al cerrar la operación, le dijeron que tenía un link (bloqueo) de la venta porque tenía que pagar una multa.

Mi amigo, perplejo, recurrió el bloqueo y, dos días después, se presentó en el jugado para la causa. Entonces, explicó todo lo sucedido: que por el tema de la pandemia tuvo que estar en Madrid, que no pudo recepcionar las notificaciones y demás… ¡La multa era de 1.000 dólares diarios! Así que, en total, la multa ascendía a 159.000 dólares. ¡Qué barbaridad!, por favor.

Pues a pesar de todas las explicaciones de mi amigo y, por supuesto, las de su abogado, los miembros de la corte no le quitaron la multa, aunque se la bajaron a 95.000 dólares, que tuvo que desembolsar para poder cerrar la operación de venta del local y, después de ello, volver a recurrir. A la hora de escribir esta última, no ha habido noticia alguna al respecto, por lo que creo que va a ser muy difícil que la ciudad de Miami le rebaje pena alguna.

Imaginaros el montón de locales que se quedaron cerrados en su día y que aún se siguen quedando aquí en Miami, que gracias a los graciosillos de los grafiteros, les ocasionan a los dueños sanciones estratosféricas. Gracia; NINGUNA. 

“Nadie puede opinar lo que no le tocó vivir”

              

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